Decimosexta carta

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Querida Marinette:

Después de saber que te gustaba andar en motocicleta. No pude evitar comenzar a invitarte a salir bajo pretextos tontos que te hacían reír. Comenzamos a compartir más tiempo  juntos hasta llegar al momento en el que me hablaste de tu relación. Mientras me contabas podía sentir el dolor en tus palabras por culpa del hombre al que tanto amabas. Me dijiste que él era una persona hermosa, muy cálida y que te hacía feliz, pero que a veces no demostraba quererte como tanto te decía y que no apoyaba tu sueño de ser diseñadora, por eso te sentabas debajo del árbol a dibujar rápidamente, para que al momento en el que terminaras, él no lo supiera.
Me dolió saber que debías esconder lo que te gustaba, pero me dolió todavía más tu voz quebradiza al hablar. Mi corazón, que se dedicaba a adorarte y brindarte mi amor, se contrajo de furia al saber que ese hombre te tenía, pero no sabía lo que valías, y te abracé. Lloraste en mi pecho al momento en el que mis brazos te envolvieron, brindándote todos los sentimientos que juraba, nunca podría decirte. Cuando terminaste me agradeciste con tus características sonrisas resplandecientes y antes de que te fueras, te dije algo que no pensé, escucharas: "Él no te merece, Marinette".

Querida MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora