Sexta carta

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Querida Marinette:

Hoy tuve que recoger a Beka de la universidad. Llegaba un poco tarde por el ensayo, así que aparqué la motocicleta cerca de la entrada por mientras la buscaba con la mirada, pero en su lugar, te vi. Tenías un conjunto rosa y tu cabello negro caía sedosamente por tu espalda como cascadas cargadas de noche. Reías amistosamente con una chica más alta que tú con tu mismo color de piel, cabello rubio y atuendo blanco.
No sabía si era porque había pasado mucho tiempo desde la última vez que te había visto en el parque o porque mi amor por ti me impedía evitar atesorarte, pero estabas maravillosa.
Beka salió y se despidió de ti con un abrazo. Ese corto tiempo fue suficiente para hacerme sentir celos de su increíble suerte. Luego, tanto tu amiga como mi hermana se alejaron de ti, quedando completamente sola, de pie al final de las escaleras mientras frotabas tus antebrazos por el frío de la tarde. Ahí maldije a tu novio por no ser más rápido que el viento y hacerte esperar sola, así que me quedé acompañándote de lejos hasta ver tu sonrisa siendo dedicada a otro que no la empezaba a merecer.

Querida MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora