Querida Marinette:
Días después del concierto, volví al parque y me senté en la banca que daba al árbol donde antes te sentabas a dibujar. Estaba solo, pero podía sentir que no tanto como creía. Cerré mis ojos disfrutando del clima mientras movía mis pies al ritmo de una de nuestras canciones, específicamente la que había creado por ti. Susurré en voz baja su letra hasta sentir otra presencia a mi lado. Pensé que podía ser Beka, así que no me molesté en dejar mi comodidad, sino fue hasta que tus dulces palabras llegaron a mí, sorprendiéndome. Quería creer que no eras real, pero era imposible porque ahí estabas sonriéndome cálidamente con una cajita muy parecida a tu estilo.
"Es para ti, por la vez que me ayudaste cuando nadie más lo hizo y por el grandioso concierto que diste. Fue maravilloso". Con las manos temblorosas agarré el regalo y lo abrí, tenía una garra personalizada específicamente para mí.
"Gracias..." fue lo único que pude decir, logrando sacarte una pequeña risita.
"Marinette, ese es mi nombre". Ante tu presentación no pude evitar emocionarme porque era la primera vez que hacía más que solo admirarte, así que me obligué a calmar los nervios para también presentarme y así recibir otra de tus agradables sonrisas. Conversaste conmigo un rato más hasta que Adrien llegó por ti y te alejaste agarrada de otra mano que no era la mía.
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Querida Marinette
RomanceDesde ese preciso momento lo supe. Tú merecías más que un te amo y yo estaba dispuesto a demostrártelo, porque era un hecho que me gustabas, siempre lo hiciste.