Querida Marinette:
Hoy en el ensayo no esperaba verte llegar vestida como una bella princesa. Por tu emoción no pude evitar preguntarme si en realidad tú ya me conocías desde antes y eras una de esas personas que escuchaban mis canciones, pero me encantaba tenerte cerca. Toqué como nunca antes lo había hecho y los chicos al instante supieron la razón de mis actos. Ellos sabían de ti, de lo increíble que eres, de lo mucho que me gustaría estar a tu lado no solo como conocido y de lo mal que me tienes por tu amor. Para mí es increíble ver que después de huirle al romance por tantos años solo bastara tu presencia para hacerme cambiar de opinión.
Cuando el ensayo dio su fin, tus aplausos fueron lo único que escuché entre el eco que hacían los demás en nuestra sala. Te acercaste a mí con una botella con agua y me la tendiste felicitándome, luego tu mirada cayó a la guitarra que aún sostenía, dándote cuenta inmediatamente de la garra que me habías regalado. Eso te hizo feliz y el verte feliz fue suficiente para hacerme feliz a mí también.
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Querida Marinette
RomanceDesde ese preciso momento lo supe. Tú merecías más que un te amo y yo estaba dispuesto a demostrártelo, porque era un hecho que me gustabas, siempre lo hiciste.