Cuarta carta

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Querida Marinette:

Después de haberte ayudado la vez pasada, no pude sacarme tu dulce voz de mi mente. De cerca todavía eras más linda y pura de lo que no había podido imaginar jamás. Eras como un lindo ángel por el que estaría dispuesto a dar todo con tal de poder amarte de cerca y no ser un simple espectador de tu felicidad.
Mis visitas al parque habían dado por terminado cuando los ensayos de mi banda comenzaron y los tiempos de descanso se acortaron. Ya no sabía si aún te mantenías siendo feliz o al lado de esa persona tan especial para ti, solo esperaba que te encontraras bien y saludable.
Hubo un día en el que salimos temprano, así que con la esperanza de verte, caminé al parque solo para encontrar tu lugar vacío, preguntándome si tú eras real o solo un producto de mi imaginación.

Querida MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora