𝙀𝙨𝙘𝙖𝙥𝙚 𝙩𝙤 𝙥𝙖𝙧𝙖𝙙𝙞𝙨𝙚 [Single's Inferno Season 2]

０１

•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•

•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•

『••✎••』

‹‹ Soy Jun Agnes. Mi nombre suena raro porque nací y me crié en Minnesota. Es una mezcla extraña entre un nombre puro inglés y él apellido de mi familia por parte de padre, pero eso hará que resalte más aquí dentro, ¿no? ››

Mis tacones de aguja resonaban cada vez que pisaba con firmeza una baldosa. Mi pelo castaño ondeaba al viento por la suave brisa marina.

‹‹ No me considero para nada egocéntrica o demasiado creída, pero tenemos pocos días para demostrar quiénes somos, así que me esforzaré en serlo. ››

Llevaba un vestido rojo de tirantes ceñido a mi cuerpo con un escote drapeado, de espalda abierta y cruzada por dos finísimas cadenas de plata.

‹‹ Siempre me dicen que guardo en mi interior muchos misterios, que soy fría y distante con los demás. Pero no es verdad, si te lo mereces lo suficiente, seré amable contigo. ››

Sentía siete pares de ojos mirándome y mis nervios crecían a cada paso que daba. Me estaba acercando al Infierno, lo sentía.

‹‹ ¿Mi tipo ideal? Me cuesta mucho mostrar mis sentimientos. Si me interesa alguien, no creo que se dé cuenta nunca. Así que supongo que prefiero a una persona que demuestre lo que siente por mí, que sea su única opción. ››

Cuatro chicas y cuatro chicos estaban sentados en círculo alrededor de una hoguera extinguida. Algunos sonrientes, otros sorprendidos, otros más serios.

‹‹ Algunos me amarán y otros me odiarán. En cualquier caso, son bienvenidos. ››

Puede que me pasara de exagerada en mi presentación al programa. Me metieron mucho miedo con estos días en el Infierno de solteros, diciendo que voy a tener que luchar contra todas las chicas por conseguir al chico que me guste. Pero ahora, viéndolos a todos, sé que se pasaron de intensos. No pretendo pelear por nadie ni contra nadie. Si encuentro el amor al final, será bueno, si no lo consigo, también estará bien.

Con la mejor sonrisa que pude, les saludé cuando llegué hacia la zona. Los cuatro hombres se levantaron aplaudiendo, contestando a mi saludo. Había uno de ellos que parecía el más enérgico de todos, el primero que se levantó

— Siéntate dónde quieras — dijo otro de los chicos amablemente, indicando cualquiera de los dos asientos a su lado. Decidí optar por la almohada en medio, entre él y otra mujer — Ponte esto en la espalda — me ayudó.