Capitulo 19 "vardades ocultas parte II"

25 5 0
                                    

Griselda me afirma algo que sin duda me deja perpleja, el hombre de aquella misteriosa tienda, es Lucían, mi tío, yo no podía ocultar mi sorpresa, Lucían se acerca un poco a la sala, lanzando un saludo con su rostro hacia Erick y Marcos, a medida que iba avanzando hacia nosotros lo hacía con cierta precaución conmigo, un momento, Marcos, saludó a
Marcos, ¿se conocían?
—te hable de él, y ¿me ocultastes que era mi tio?— pregunté, algo ofuscada y engañada por tal descubrimiento, Marcos solo se encogió de hombros
—Lucían me pidió que guardará el secreto un poco más y que hiciera que te alejaras de la tienda, lo estaban buscando, y pues, no queriamos que te lastimaran— asentí, porque
entendía la situación, luego pensé, la pulcera  —Marcos, ¿y la pulcera que encontraste en mi joyero aquella vez?— pregunté, Marcos y Lucían se veían con cierta complicidad, y allí entendí todo —Lucían me la dió para que te la hiciera llegar, era un regalo de él, pero entregado a través de mí—
contestó Marcos, y se encogió de hombros una vez más, mi duda era, ¿porque mi mamá Griselda se puso tan nerviosa al ver aquel brazalete? es algo que tendré que preguntar luego —Eres demasiado raro para ser mi tio, primero un señor que podría ser mi abuelo, y ahora un chico que puede ser mi hermano mayor, esto es en extremo extraño— dije, un poco fuera
de lugar, el solo sonreía
—bueno sobrina, nosotros no envejecemos como normalmente los humanos lo hacen, se podría decir que poseemos el elixir de la juventud, tu tampoco envejeces, pero tranquila,
pronto te acostumbraras a tu verdadera identidad—
respondió  Lucían con
cariño, mirándome con rostro compasivo y acogedor, asentí ante sus palabras y sonreí de forma ladina, él se fue acercando un poco más y lo
dejé, esta vez no sentía miedo, ni temor y derrepente, me abrazo, un abrazo protector, sentí mi cuello mojarse y cuando lo vi a los ojos me di cuenta que estaba llorando, mi mirada se nublo ante la cascada de lágrimas que amenazaban mi rostro
—te pareces muchisimo a Nea, tu madre, pero, tienes la
actitud de alfa, te he vigilado, eres pura de corazón Celeste— mis lágrimas seguían amenazando con salir, pero guardé la compostura, si yo me
derrumbaba, nos caeríamos los dos y la idea era que uno levantara al otro, éramos todo lo que quedaba de la familia después de todo
—bueno ahora es tu turno Richard— voltee a ver a Erick, Richard estaba confundido, y Griselda bastante nerviosa
—yo le explicaré en casa todo
respecto a los licántropos, la diosa luna y el mundo sobre natural Erick, no lo sobre satures de información es mejor que yo le expliqué, debistes empezar tu con eso y yo terminar con esto ¿no crees tu?—  dijo Griselda
tomando la mano de Richar para retirarse, Erick se levanto ofuscado dandole un seco golpe a la mesa con la palma de sus manos haciéndonos dar un leve respingo a todos, negó con su cabeza y dijo —no Griselda, no
me refiero a esa verdad, ya esos son tus problemas, pero mi familia no va a estar regada sin conocer sus genes naturales, Richard debe saber una
verdad que desconoce, una verdad que destruirá sus emociones, una verdad dolorosa y feliz a la vez, una verdad que tendrá que aceptar, para
continuar con su familia.

El despertar de la loba blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora