CAPÍTULO 23 "mi encuentro"

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-¡AUXILIO SAQUENME DE AQUI!- gritaba mientras golpeaba sin descanso una puerta de hierro, sentía que el aire no entraba por completo a mis pulmones y mientras mas gritaba mas sentía desfallecer por falta de oxigeno, era un lugar obscuro, frio, totalmente vacío, el suelo y las paredes eran simplemente piedras a diferencia de la enorme puerta que intentaba derribar, caí al suelo totalmente rendida y con el frio ganando la batalla, hasta que escuche una voz -¿porque te rindes tan facil? se supone que eres una loba, deberías ser fuerte no débil, ¿donde esta tu voluntad inquebrantable?- dice aquella voz áspera y llena de confianza, tiemblo de miedo, no veo a nadie a mi alrededor, mis ojos comienzan a ver hacia todos lados, pero no logro divisar nada, pero ella continua -has permitido que el mundo exterior tome juicio en tu vida, has dejado que otros quebranten tu carácter, sigues permitiendo que te arrebaten lo que quieres, te vuelves caprichosa ante cosas sin sentido, pero sigues permitiendo que otros te aplasten, convirtiéndote en una persona frágil y cobarde- instintivamente cierro los ojos y tapo mis oidos, no se de quien proviene esas palabras, pero todo lo que dice me esta afectando, no es la voz de Isabella, eso es seguro, su voz no es rasposa -no se quien eres, pero dejame en paz, yo solo quiero salir de aqui- respondo sofocada, no se como llegue aqui, pero realmente quiero salir de aqui, no se que me afecta mas, si las palabras de la persona desconocida, o el encierro con este violento frio -¿porque Celeste, porque siempre quieres huir de los problemas, de las adversidades, o de tus enemigos? vives con un miedo que simplemente a sido creado por el exterior y te has dejado quebrantar- no se en que momento comencé a golpear las paredes, pero mis nudillos estaban llenos de sangre por tanto golpear, traicioneras lágrimas corren por mis mejillas, y siento que me quedare sin aire, pero ya no es por el temible frio que me abraza, son esas palabras que torturan mi mente -no se quien eres, pero, dejame en paz, no me conoces, no tienes ningún derecho de hablarme asi, sin saber quien soy- digo a aquella voz que tortura mi mente -se quien eres, te quieres esconder en esa fachada de chica fuerte, de quien no siente y sigue, pero por dentro te estas carcomiendo lentamente, y cuando un episodio pasa en tu vida, simplemente pasas la pagina sin enfrentar tus demonios permitiendo asi convertirte en una cobarde que huye apenas hay problemas, deja de ser cobarde Celeste, deja de dar lastima y conviertete en esa inquebrantable alfa que eres, tus padres murieron para protegerte, confiaron en ti y te salvaron, Lucían confía en ti, tu gente confía en ti, y tu solo das lastima, lloras y actúas como cobarde, quieres ser libre de una forma equivocada, no puedes ser libre y egoísta con tu gente, con la familia a la que realmente perteneces- me quedo estática ante aquellas palabras, como sabe todo esto, y quien rayos es para enfrentarme asi, sigo buscando entre las sombras y no logro ver nada -¿quien eres?- pregunto con cierto temor, sigo buscando entre las sombras y comienzo a visualizar dos ojos de color azul como en una noche clara alumbrada por la luna -yo soy Atenea tu loba- abro los ojos como platos mientras mi mano viaja a mi boca en señal de sorpresa, derrepente, de la obscuridad sale una enorme loba con ojos azules de una noche clara, y blanca como la nieve en un frio invierno, yo no puedo salir de mi sorpresa, pero ¿como? y como si hubiese leído mis pensamientos -es exactamente lo que estoy haciendo, nos estamos comunicando de forma telepática Celeste- estoy estática, sentada en el suelo sin poder mover un musculo, olvide el frio que sentía, olvide mis manos llenas de sangre, me encuentro en estado de shock -es imposible se supone que estas dormida, la luna azul es dentro de 15 dias, no comprendo- dije con la confusión en mi rostro -que esté dormida no quiere decir que este inconsciente Celeste, siempre estoy contigo, se lo que vives, lo que sientes, un lobo dormido simplemente no puede salir al exterior, básicamente no te puedes transformar, yo simplemente soy una escencia en ti, como la conciencia es para los humanos- ella se acerca lentamente, y yo ya estoy temblando de miedo -tranquila, yo no te haré daño- me relajo un poco, atenea se acerca a mi lado y mis dedos pican por rozar su pelaje blanco como la nieve, y que a simple vista parece suave -adelante- dice Atenea, lentamente levanto mi mano y comienzo a acariciar su lomo, como lo sospechaba, es suave, posó mi otra mano en su cabeza y sigo recorriendo su lobuno cuerpo con mis mi manos, me siento como una pequeña niña conociendo algo nuevo, lentamente una sonrisa sale de mi rostro y sin saber porque una lágrima resbala por mis mejillas, me siento en paz -Celeste, debes ser fuerte, debes plantarte frente a los problemas y dejar de huir- dice Atenea luego de dejar de acariciarla, bajo mi rostro en señal de vergüenza -lo sé, pero siento no ser suficiente- contesto ante su consejo -eres suficiente, solo debes dejar de creer en persona que viven bajo el miedo y la ignorancia, empieza a creer en ti misma, confía en Celeste, la hija de un alfa y descendiente de la luna- dicho esto sin dejarme mediar más palabras, Atenea desaparece de mi vista, como si hubiera sido un simple fantasma, la gran puerta de la cueva se abre y emite una gran luz, camino lentamente hacia ella y derrepente todo se vuelve obscuro.
Despierto en mi cama me levanto abrumada derrepente tomando mi cabeza, estoy agitada y llena de sudor, derrepente pongo los ojos como platos, alrededor de mi cama esta Lucían, Marcos y Erick con cara de preocupación, pero, ¡que carajos! -¿que sucede?- pregunto de forma precipitada y con la respiración entre cortada, el rostro de Marcos estaba descompuesto, se veía en su rostro que tenia ojeras por falta de sueño, Lucían y Erick emanaban tensión de sus cuerpos y sus rostros no eran diferentes al de Marcos -has dormido durante 5 dias Celeste, no despertabas, estabas sumida en un sueño del cual no te podíamos despertar- habló finalmente Lucían, yo estaba pasmada por lo que estaba escuchando, Marcos respiró profundamente y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas hasta que comenzó a hablar -tenias una fiebre que no bajaba, tu cuerpo estaba temblando y nosotros no sabíamos como- su voz se quiebra, traga seco, cierra sus ojos con fuerza, colocando sus manos en su cabeza buscando relajarse, y continua -no sabíamos como detener tu fiebre y tus temblores, nos distes un gran susto Celeste- bajó mi cabeza en forma de arrepentimiento, pero lo cierto es que no tengo culpa, fue involuntario -Atenea- logro pronunciar con mis labios, los presentes en la habitación fruncen los ceños sin entender de que hablo -Atenea, ¿quien es Atenea?- pregunta Lucian con expresión interrogativa -es mi loba- contesto sin inmutarme, todos en la habitación cambian sus rostros a uno de total sorpresa.

El despertar de la loba blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora