capítulo 27 "el aquelarre"

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Mi respiración era errática, Lucían se colocó en medio de mi y aquel gigantesco lobo marrón, lo empujó con una inhumana fuerza estampando su cuerpo contra un enorme árbol soltando un quejido lastimero, yo no salia de mi sorpresa, Marcos me atacó, mis temblorosas manos tocaban mi rostro de la impresión -este chico tiene problemas de carácter, agradezco que te hayas impuesto de quedarte sola con él- dijo Lucían con la respiración agitada, lentamente nos acercamos a donde Marcos había aterrizado, estaba en su forma humana, totalmente desnudo y en posición fetal, Lucían sacó de su bolso un pantalón y una camisa -toma Marcos, sera mejor que te vistas, estamos cerca- dijo de forma neutra y esta vez no tenia una pizca de gracia en su voz, lanzó la ropa sobre el cuerpo de Marcos, este se enderezó poco a poco, hasta que sus ojos conectaron con los míos -perdoname Celeste- pronunció con un deje de tristeza en sus labios, le sostuve la mirada con el miedo corriendo en mi interior -no quiero hablar sobre esto- respondí dandome la vuelta para seguir a Lucían.
Estábamos frente a una obscura cueva -hemos llegado chicos- informó Lucia, mi rostro era de total confusión, era una cueva ¿las brujas viven en una cueva? estaba totalmente confundida, derrepente de la cueva salió una mujer de piel blanca como la leche, labios rojos como una manzana, ojos monocromático, uno azul como el cielo y el otro rojo como la sangre, su cabello era blanco como la nieve, largo hasta sus tobillos, yo estaba impactada ante la belleza de aquella mujer -¿que hacen dos perros y una frágil humana en las puertas de mi hogar- dijo aquella impresionante mujer
-¿eres Bianca?- preguntó Lucían, ella asintió -somos los enviados de Erick- ella asintió nuevamente ante las palabras de Lucían -¿asi que ella es la descendiente de la luna?- preguntó aquella extraña mujer que ahora sé su nombre es Bianca -asi es, ella es Celeste, necesitamos que nos ayudes con su despertar- pidió Lucían
-para destruir a Rob soy capaz de vender mi alma al diablo, asi que, si, los ayudaré para su despertar, sean bienvenidos a mi hogar- dijo Bianca haciendo amago de adentrarnos a su estancia, nos dispusimos a andar cuando una mano envolvió mi brazo -no confió en ella, quedate cerca de mi Celeste, por favor- pidió Marcos, tomé su mano y la retire de mi brazo dandole una falsa sonrisa
-es extraño ¿verdad?, yo confió ciegamente en ti, y estuviste a punto de devorarme, ¿no crees que es un poco hipócrita de tu parte hablar asi?- respondí a Marcos, de inmediato sus músculos se tensaron, adoptó una posición mucho mas seria, lo deje con la palabra en la boca dándole la espalda y adentrandome al hogar de las brujas.
-necesito sangre de lobo, lágrimas de amor, y un mechon de su propio cabello, con eso haré la poción para la ceremonia del despertar- dijo Bianca mientras registraba cosas en su estante, Marco estaba parado en una esquina de la puerta sin quitar sus ojos de mi, estaba totalmente en guardia con su cuerpo tenso, Lucían estaba cómodamente sentado a mi lado sin quitarle la vista a Bianca
-¿donde vamos a conseguir lágrimas de amor?- preguntó Lucían, Bianca lo observo sonriendo, mientras fijamente observaba a Marcos, derrepente y sin previo aviso levantó su mano y empezó a hablar en una lengua desconocida para mi

NARRA MARCOS
aquella bruja saco de su vestido blanco un puñal, de inmediato el miedo recorrió todo mi cuerpo, Bianca se acercó de forma rápida hasta Celeste sin darme tiempo a reaccionar y clavo el puñal sobre su corazón
-¡¡¡NOOOO!!!- dijé lleno del mas crudo terror, quedé a mitad del camino con los sentimientos destrozados, sintiendo mi corazón en pedazos, sentí un sudor frío recorrer mi espina dorsal, corrí hasta Celeste que yacía en el frio suelo, tomé su cabeza y lentamente la coloqué en mi regazo, su rostro reflejaba una absoluta paz, -no Celeste, no, no me dejes, por favor- dije con las lágrimas amenazando mi rostro, acaricié su mejilla lentamente, acerqué mi rostro a sus labios y le di un corto beso, sentía mis ojos humedecidos por las lágrimas que inevitablemente caían por mis mejillas, derrepente Celeste desapareció de mis brazos, parpadeé ante lo ocurrido y vislumbre a la bruja frente a mi con un frasco cerca de mi rostro por donde mis lágrimas caían sin permiso -listo, lágrimas de amor- dijo Bianca con una siniestra sonrisa, levante mi vista y Celeste estaba sentada en la silla de antes respirando y sin rastro del ataque que hace un momento presencié
-oh, tranquilo querido, eso solo fue una ilusión para completar la pócima, no se necesita ser mate de alguien para sentir amor- me levanté de mi sitio sopesando sus palabras, Celeste estaba confundida, Lucían sonreía como si la situación le hiciera gracia -para mañana estará lista, al terminarla nos iremos para arreglar el sitio de ceremonia, al final del pasillo hay habitaciones donde pueden pasar la noche- dijo Bianca, por la puerta entró una mujer de piel morena -Mariam los llevara hasta las habitaciones, que pasen una buena noche- se despidió Bianca con una sonrisa impecable, asentimos y procedimos a seguir a Mariam.
El calor de las sábanas abrazaban mi cuerpo, mientras observaba el techo de madera que cubría la habitación, que irónico la entrada es una cueva y luego mágicamente entramos en una casa inmensamente grande, las brujas y su magia, pensé, Celeste me tiene miedo, se que al transformarme perdí el control -maldición- estaba tan molesto conmigo mismo, a veces no logro controlarme, tener un padre humano hace que te cueste dominar tu lado animal, y definitivamente a mi me estaba costando, no se que hubiera hecho si lastimaba a Celeste, me levante de la cama, salí de la habitación y aborde la puerta contigua a la mia, toque suavemente -¿quien?- preguntó aquella femenina voz que me volvía loco
- soy Marcos- tomó unos segundos en silencio antes de abrir la puerta, Celeste estaba vestida con unos shorts blancos y una franelilla de tirantes, estaba malditamente sexy y yo ya me estaba empezando a volver loco por ella -¿podemos hablar?- pregunté nervioso ante su atenta mirada, Celeste abrió mas su puerta dándome espacio para entrar -¿que sucede Marcos?- preguntó Celeste con curiosidad
-perdoname Celeste- ella comenzó a negar con la cabeza gacha, de inmediato me tensé
- no tengo nada que perdonarte Marcos, me di cuenta que te es difícil controlarlo, no soy quien para juzgarte por algo que yo aún no e vivido y que pronto tendré que enfrentar, y tal vez al transformarme también te quiera arrancar la cabeza- dijo Celeste con un atisbo de sonrisa asomándose por su rostro, internamente me dio gracia lo que dijo -espero que no, porque perderias a tu hombre- dije, tocando el tema para intentar apreciar sus sentimientos, ella comenzó a reír, me acerqué poco a poco hasta quedar frente a ella, puse mi mano en su rostro acariciando suavemente su mejilla, bajando lentamente hasta sus carnosos labios que enloquecían mi cordura, ella abrió lentamente la boca en forma excitante y la cerro provocativamente alrededor de mi dedo, suspiré extasiado por la forma en que Celeste soltó mi dedo de sus labios, succionandolo lentamente, inesperadamente mi cuerpo reaccionó ante su acto, agarré con fuerza su cintura y nos fundimos en un apasionado beso lleno de un calor intenso.

El despertar de la loba blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora