Capitulo 42

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OMNICIENTE
Jack cuidaba de Marcos y de su terrible fiebre en la cabaña, Lucían y Bianca observaban a Celeste desde una distancia segura para protegerse, el aquelarre había quedado totalmente destruido y Celeste se encontraba sentada encima de él, lloraba desconsoladamente, sus lágrimas eran de color negro como el petróleo, sus dedos estaban tisnado de ese mismo color, su alma estaba corrompida y rota, no era el mundo sobrenatural, no era la muerte de Jana, era todo lo que ella no valoró de su vida humana, su desgracia y su sufrimiento se vieron arropados en su vida desde que decidió que ella pertenecía a ese mundo, que irónico, siempre imaginó que ser una loba era sinónimo de libertad, pero nunca evaluó el costo de su transformación,  nunca pensó que su deseo traería consecuencias, pero, de algo estaba segura, alguien tenía que pagar, elevo su rostro, se levantó de las cenizas y con una rapidez inhumana  llegó hasta Lucían y Bianca —quiero mi venganza, estoy segura que esto lo hizo Rob— Bianca negaba —no puedes ir a una guerra con tus poderes en desequilibrio Celeste, podrías asesinar a millones de personas inocentes— dijo Bianca desesperada —de eso se tratan las guerras, ¿no? perder hijos, amigos, hermanos y padres, como yo perdí a Jana— contestó Celeste elevando el tono y empuñando una de sus manos —pero no es el camino que debes tomar Celeste, no debes actuar igual que ellos, un buen líder protege a su pueblo no lo destruye más de lo que ya está— intervino Lucían intentando hacerla entrar en razón, Celeste negaba —tomaré mi venganza sola— dijo Celeste y salio corriendo por el bosque lejos de su tío y Bianca, corrió como nunca se transformó en su loba y siguió corriendo sin detener sus pasos, hasta que llegó a un claro con una enorme cascada, un sitio parecido al bosque del limbo donde su loba la llevó volvió a su transformación humana, se arrodillo frente al lago y comenzó a llorar, se sentía tan sola, tan vulnerable, nadie podía entenderla nisiquiera ella misma entendía que sucedía, alguien llegó corriendo donde estaba acostada, ese aroma inundo sus fosas nasales, sabía quién era, ese aroma a chocolate con maní era James —Celeste ¿estas bien, que sucedió vengo del aquelarre y todo está destruido que pasó,  donde están las brujas?— preguntó James preocupado, Celeste se levantó y sin importar su desnudez se abalanzó hacia él —ella se fue otra vez, la volví a perder— decía entre lágrimas —¿quien, de que hablas?— preguntaba James angustiado — Jana, la perdí la mataron dentro del aquelarre— gritaba Celeste entre los brazos de James, él la abrazó con más fuerza —larguemonos de aquí, dejemos todo esto atrás y vamonos,  necesitas paz— decía James —¡NO!— grito Celeste alejándose de él y secando sus espesas y negras lágrimas lo cual no paso desapercibido ante los ojos de James quien veía aquello sorprendido —voy por él,  estoy segura que envío a alguien a sabotearme no puedo confiar en nadie, estoy segura que entre las brujas había alguna que trabajaba para él, son igual que los humanos se dejan comprar se dejan manipular— decía Celeste con desesperación —esta bien, pero deja de llorar— decía James intentando calmarla —¿que haremos entonces?—  preguntó  a Celeste con curiosidad —primero vamos a desaparecer— contestó segura.

BIANCA
—tenemos que encontrarla— decía Lucían a punto de la desesperación —cálmate, la vamos a encontrar, no debe estar muy lejos— contesté intentando persuadirlo —necesito comunicarme con Erick y explicarle todo lo que esta pasando— dijo desesperado —estoy deacuerdo, yo necesito comunicarme con las sacerdotisas que envié a la India y saber si lograron contactar a la bruja blanca— respondí —deberíamos separarnos, tu deberías buscarlas a ellas y yo debo buscar a Celeste y comunicarme con Erick— sugirió, no quería separarme de él pero estaba en lo cierto si seguíamos juntos no acelerariamos las cosas y necesitábamos movernos rápido —vale, esta bien Lucían, nos encontraremos en 15 días en las ruinas del aquelarre— sugerí el asintió, se acercó lentamente a mi tomándome de la cintura con su otra mano acaricio mi blanco cabello, nuestros rostros estaban a milímetros nuestros labios ardían de pasión, nos fundimos en un beso lleno muchos sentimientos, el acariciaba mi espalda y yo acariciaba su cuello —debemos dar marcha— dije al separarme de nuestro beso, él asintió —cuídate por favor, eres mi salvavidas, estoy sintiendo muchas cosas aquí por ti Bianca— dijo señalando su pecho —quiero que cuando esta guerra termine  te decidas a amar y poder irnos lejos, solo tu y yo— agregó acercando su mano sobre mi mejilla y acariciandola con suavidad —yo, ya tomé mi desicion Lucían y eres tú — contesté besandolo apasionadamente, sentía tantas cosas por él que ya no lo podía negar, estaba embriagada de amor por Lucían y mi desicion es dejar ir el pasado, debo hacerlo para darle una nueva historia a mi vida, nos separamos con esa despedida, dejando una brecha de pasión para nuestro próximo encuentro donde las llamas del amor serían testigos de nuestros sentimientos, dos almas destruidas por el destino, se nos fue arrebatada la felicidad pero hoy la diosa nos ofrece un nuevo comienzo, un humo blanco me rodea vi por última vez a Lucían y desaparecí de su vista transportandome a la India.

El despertar de la loba blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora