11: «Almuerzo»

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No soy un demonio, soy un ángel que cayó en el infierno sin quemarse las alas—Umbra

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No soy un demonio, soy un ángel que cayó en el infierno sin quemarse las alas—Umbra.

JACEL.


Muerdo una de las tostadas con mermelada de naranja, no demoro en hacer una mueca de desagrado total, está muy amarga y odio las cosas amargas o ácidas. Miro a Kaemon y él también tiene una mueca en su rostro.

—Golpéame si vuelvo a comprar mermelada de naranja —pide dejando de lado su tostada, también lo hago y asiento en el proceso.

Ujum, sobre la motocicleta, subiré mis calificaciones, así que ten preparada las llaves —digo evitando mirarlo—. Y... aún no creo en tus palabras, pero supongo que puedo creer en tus acciones. Para mí sigues siendo una mierda de hermano y persona, solo quiero que lo tengas claro, y si estás obteniendo información de Javier, detente, o dejaré de ser su amigo y será tu culpa.

—No mentiré, he intentado obtener información de ti, pero Javier casi me manda a la mierda... ese mocoso se atrevió a darme un sermón sobre mis decisiones pasadas y mi forma de ver ciertas cosas —Hay una sonrisa en sus labios, me quedo mirando esa curva en sus labios un tanto sorprendido, él no es de los que sonríen mucho—. Tienes buenos amigos, Jacel, eso me tranquiliza.

—Uh, lo que sea—Me levanto, pero antes termino el café—. Me tengo que ir, y como sabes tengo club por las tardes, así que llegaré tarde, no es como que te importe, pero te lo digo para que no me fastidies llamando.

—Ten buen día.

Le doy una mirada corta antes de tomar la mochila del respaldo de la silla y salir del comedor-cocina y por consiguiente de la casa. Como si lo hubiera invocado veo llegar el coche de Jake, no demoro en subir de copiloto y saludarlo como siempre, con un choque de puños.

—No es por nada, pero, ¿estás evitando a Jerome?—pregunta acelerando un poco y pasando a uno de los autos que iban por delante—. Okay, es porque es muy notable que lo estás evitando, y cuando lo saludas eres bastante seco. ¿Qué pasó?

Jake puede ser todo lo despreocupado y alocado que te puedas imaginar, pero tiene un sexto sentido que le dice cuando las cosas no están bien. He notado eso desde que lo conozco. Él sabe cuando debe intervenir y cuando debe callarse. Me agrada eso de él.

—Le gusto más que como amigo—revelo con tranquilidad y sin darle una mirada—. Le dije que es imposible que lo vea diferente a un amigo, que debe olvidar sus sentimientos porque no puedo corresponderle.

—Jóder, eso no me lo esperaba, aunque ahora puedo decir que no me imaginaba sus miradas asesinas cada vez que tu y yo nos la montamos—expone con una risita—. Pero... quizás fuiste un poco insensible con sus sentimientos.

—No importa lo mucho que endulces tus palabras, un rechazo siempre será difícil de entender y aceptar. Él me importa, pero no más allá que como un amigo.

JACEL© [La forma en la que lates] #1 LGBT Donde viven las historias. Descúbrelo ahora