JACEL© [La forma en la que lates] #1 LGBT

20: «Latiendo»

Los latidos están acelerados, las personas están esperando y mi voz quiere gritar-Umbra.

JACEL.

Entro en el cuarto donde los chicos están, los gemelos Red y Blue, como les digo yo, están sentados con miradas preocupadas. No demoro en llegar haya ellos.

-Ey, ¿qué sucede?

El primero en verme es Red, quien se encoge de hombros.

-Tray no puede llegar a tiempo, retuvieron su vehículo, ahora intenta llegar a pie. -dice Blue mordiendo su labio inferior.

-No creo que llegue a tiempo, ya nos toca. -Mueve su barbilla hasta un hombre que habla por teléfono dándonos la espalda-. Vino a decirnos que en cinco minutos debemos salir. Phy se está volviendo loco.

Miro hacia una esquina y sí, es fácil ver que él está enloqueciendo.

-Dios mío, estamos jodidos. -dice Murphy llevándose las manos a la cabeza y dando vueltas con algo de desesperación-. Ah, maldita sea.

Suspiro, me muevo hacia los instrumentos, y muerdo mi labio inferior con fuerza, diciéndome internamente que no es buena idea, que aún no es tiempo de nada, que me va a doler muchísimo, que lo olvidé y dejé que ellos resuelvan sus problemas solos, pero también pienso que eso sería retroceder los pasos que he dado hacia adelante sin siquiera ser consciente de ello.

-Cuando estoy en el escenario, sabes, no pienso en nada. -reveló con una sonrisa dulce y los ojos medio cerrados.

Apenas habíamos regresado de una fiesta con sus amigos, esos que comenzaba a considerar míos también.

-¿Ni siquiera piensas en mí? -pregunté formando un puchero que lo hizo reír y estirar su brazo en mi dirección, en el momento que tomé su mano, tiró de mí logrando que caiga sobre su pecho-. Déjame, ya que no piensas tanto en mí, creo que lo mejor es terminar.

-No digas eso ni bromeando, amor. -pidió. Nuestros ojos conectaron, me acomodé mejor en su pecho para poder apreciar mejor su rostro-. Te amo con cada uno de mis latidos, Jacel Bell, eres mi mundo entero, mi precioso tesoro, lo eres todo para mí, nunca olvides eso.

-Nunca olvidaré eso, Hellory Lowell. Lo prometo. -susurré eso último dándole un besito sobre la nariz que logró que esa mirada hermosa se volviera completamente cálida-. Pero dime, porqué no piensas en nada cuando estás en el escenario.

-No es que no piense en nada, es que lo olvido todo, mis asuntos jodidos, mis malos momentos. Cuando canto y toco la guitarra solo soy latidos, amor, simplemente lato y lato a través de las cuerdas de mi guitarra, a través de mi voz, soy un latido que espera llegar a los corazones de aquellos que me escuchan.

Salgo de mis recuerdos cuando alguien me sujeta por los hombros, parpadeo seguido al ver un par de ojos profundamente negros.

-¿Estás bien, chico? -pregunta el desconocido, primero no entiendo a qué viene tal cuestión, pero cuando siento la humedad de mis mejillas simplemente aclaro mi garganta y seco mi rostro, alejando en el proceso sus manos-. Tranquilo, hablaré con mi padre, haré que toquen otro día, reembolsaremos las entradas...

-No. -digo y suspiro-. Las personas vinieron a ver a la banda, pagaron por ello, no es justo.

Me muevo hasta el castaño y con decisión decido ayudarlos.

-Murphy, voy a cantar yo.

-¿Qué? -suelta el castaño llegando hasta mí-. Pero no sabes las...

-Hasta que llegué Tracey, los cubriré. -digo y siento que me tiemblan un poco las manos cuando tomo la guitarra. Miro al chico que al parecer es hijo del dueño del bar-. Mis amigos son muy buenos músicos, así que espero los contraten nuevamente.

-Los escucharé con atención. -dice sonriendo levemente.

Asiento y salgo siguiendo al hombre joven fuera del cuarto, también siento la mirada de mis amigos, al menos hasta que la puerta se cierra.

Estoy por hacer una locura, amor.

Sonrío porque seguramente él me diría que no estoy haciendo una locura, que solo estoy latiendo.

Umbrablack.