II

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¿Todos vamos a morir?.

Si, así como disfrutes la vida, en un momento a otro la muerte puede disfrutar y ver en ti un exquisito platillo de miedo y tristeza, más si la muerte es causada por una línea en la vena, o una soga apretando y cortando tu respiración.

¿Le tienes miedo?, la muerte llega arrasando día con día, por eso es importante vivir, aunque con miedo no era suficientemente lindo... Y si no creen en eso, la historia de Lee puede decir más allá que mil palabras.


 Y si no creen en eso, la historia de Lee puede decir más allá que mil palabras

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—¿donde estabas?. - dijo el señor de manera fría, tan fría que el miedo terminó por comer el corazón de Lee.

—fui a la tienda, pero no encontré nada que me gustara. - trato de sonar normal y calmado, pero en el fondo su cuerpo estaba lleno de miedo y suplicando por piedad.

—mmm, ¿tu crees que soy estúpido?, tu madre lo era... Yo no. - dijo y tomó su cigarro entre sus dedos. —entra, y rápido.

Su respiración de Lee aceleró aún más, ya sabía lo que iba a pasar, y estaba anhelando para que sólo fuese una idea de su cabeza.

Cuando su pie cruzó la puerta sintió como su cabeza fue golpeada con brusquedad, siendo tirado al suelo y soltó un quejido muy fuerte, pues sintió como si su costilla hubiese sido partida por la mitad.

Aquel señor se agachó a la altura del castaño y solo río como loco. —tu madre una vez me dijo, el es muy débil, no lo lastimes que podría llorar con el piquete de un mountro... Pero veo que no tenía razón, algunos ya se hubiesen matado si vivieran como tu. - tomo de un jalón su cabello y lo acercó a su rostro. —no sabes las ganas que tengo de besar tus labios, ¿por qué tuviste que nacer de esa mujer?, ¿por qué no fuiste tú quien se enamoro de mí?.

—no soy homosexual, además tu dijiste que eso era de estúpidos... Y me llamas estúpido a mi. - dijo y apretó sus dientes, sintió como jalaron aún más fuerte su cabello y este se volvió a quejar.

—¿me llamas estúpido?... ¿¡ME DIJISTE ESTÚPIDO!?... Pues mira lo que este estúpido logra hacer. - no dijo nada y acercó el cigarro en la cara del menor, para por fin cortar distancia y quemarle la mejilla izquierda, haciendo que este gritara de dolor, y un grito tan fuerte que posiblemente toda la vecindad escucho.

Pero...el único que escuchaba todo de fuera recargado en un poste, era Jisung, quien miraba la escena desde las sombras de la ventana, y así comprendió el por qué de los golpes.

Miraba como la mano de este se alzaba y lastimaba el cuerpo delicado del menor, tan delicado de tantos golpes que estaba apuntó de morir.
Jisung embarro su cigarro en aquel poste y tomo aquella piedra, se camino por aquel pequeñísimo jardín y subió las escaleras cortas, llegando a la pierta, ni prenguto ni tocó, rompió la perilla con la piedra y está se abrió de golpe, siendo ante sus ojos verdes, una escena escandalosa y tenebrosa.

Habibi - Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora