La luz ardía y sus ojos se oxidaban de tantas lágrimas, el miedo cubría su cuerpo como si este hubiera mu3rt0.
A sus 19 años, había vivido en el mismísimo infierno, Lee Minho, un joven muy inteligente que abandono sus estudios cuando su madre falle...
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Podemos estar toda la vida llorando pensando que así todo terminaría, que las lágrimas son los recuerdos, pero simplemente estas desgastando tu corazón.
Podemos llorar todas las noches, pero lo recuerdos seguirán ahí, por que son lo que tejen nuestra alma, sea de tristeza o felicidad, son hilos que unen nuestra alma y nos hacen personas, pero aveces deseamos arrancar nos el ama y dejar de sentir, otra veces, solo pensamos en cómo seguir.
Mientras que otros luchan con su mente por no poder salvar lo que hubiera sido, su otra mitad.
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—Jisung por favor, hay que disfrutar de la fiesta, deja ese teléfono. - pidió Hyunjin mientras tomaba al chico del hombro, este se apartó bruscamente y siguió insistiendo.
—el nunca había dejado de contestarme.
—seguro está durmiendo.
—nunca duerme por tan temprano, su horario es a la una por que tiene cosas que hacer, el no está bien, algo está pasando. - siguió insistiendo, pues de tantas llamadas había consumido la batería del teléfono y este se apago, para que en su próxima llamada marcará “este teléfono se encuentra fuera de servicio”.
La preocupación de Jisung fue muy grande que llamó a Changbin, su chófer y secretario personal que esperaba afuera de aquel bar. —consigue el vuelo más rápido y el primero en llegar a corea por favor, no quiero paradas, quiero llegar rápido.
—esta bien, ya busco vuelos de Osaka a Busan.
Jisung corto la llamada y salió corriendo a buscar sus pertenencias en aquellas sillas y subía a una de las habitaciones del hotel por algo de su ropa.
Tomo lo escencial, cartera, teléfono, y un suéter, su bolso y bajo corriendo.
No se despidió de nadie solo bajo y entró al auto que lo esperaba. —llévame rápido.
