La luz ardía y sus ojos se oxidaban de tantas lágrimas, el miedo cubría su cuerpo como si este hubiera mu3rt0.
A sus 19 años, había vivido en el mismísimo infierno, Lee Minho, un joven muy inteligente que abandono sus estudios cuando su madre falle...
Nuestro corazón es capaz de aguantar todo por amor o por miedo. Pero nuestra mente es más débil que al primer instante nos dice que debemos acabar con todo y su mejor idea puede ser un filo a la vena o una soga a nuestro cuello. ¿Pero quien realmente es nuestro peor enemigo?, ¿el corazón? O ¿la mente?.
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—¿que otra clase de loco además de nosotros vendría aquí?, es un lugar solitario que lleva así desde que este lugar existe, no está en ningún mapa, nadie sabe de él, ¿por qué otro vendría?. - dijo Jisung y volteo su rostro.
Tan natural, pero tan lastimado.
—¿puedo sentarme?. - pregunto Minho con nerviosisimo en su cuerpo.
—claro, para eso hice esta banca, para que las personas tomen asiento. - Jisung regreso su vista al mirador y Minho tomó asiento a su lado.
—es la primera vez que te veo sin maquillaje y sin tacones, te vez encantador. - hablo sin mirarlo.
—no son ni las 9 de la mañana, es mi día libre, claro que me ibas a ver así... - dijo y a comparación de Lee el si volteo y miro aquella caja en sus piernas. —¿ese es un paquete?.
—no, son mis cosas, me fui de casa. - Han miro los ojos de Minho y noto que estos comenzaron a llenarse de lágrimas.
—¿a dónde iras a quedarte?.
—no se, creo que dormiré en la calle hasta que pueda conseguir un trabajo.
—¿Tienes tu tercer grado terminado al menos?. - preguntó Jisung mientras arrebata la caja de las manos de Lee.
—no, solo me quedé hasta cuarto semestre de mi segundo grado... Se lo básico, espero alguien me pueda aceptar.
Cuando Jisung abrió la caja miró los mismos cuadros que una vez había colgado en el cuarto de menor. —wow, no es la primera vez que lo veo y me siguen asombrado, son tan oscuros pero tan hermosos, me asombras. - dijo y acercó su mirada a la de Minho y miró que está no retrocedía. —tus cuadros son tan hermosos como tu... Ven a mi casa y quedate conmigo.
—no quiero ser una carga en la vida de alguien más. - dijo seguro de sí mismo y sin sentirse intimidado, pero la tristeza abundaba su corazón al saber que se quedaría sin nada.
—no serias una carga, no te preocupes por trabajar, puedo hacerme cargo de ti, quiero que termines la escuela y tengas una profesión, ven conmigo, prometo cuidarte... Y tanta carga te sientes, ayúdame con los labores y estaremos a mano.
—¿como una pareja de casados?. - pregunto con una sonrisa traviesa en su rostro y Han se apartó y dejó la caja en el piso para volver a encararlo pero esta vez más cerca.
—puede ser así si así deseas, si aceptas salir conmigo... ¿Quieres ser mi sol por el resto de mi vida e iluminarme cada mañana hasta anochecer?. - tomó las manos vacías de Minho y las entrelazo con las suyas.
