Capítulo 10

92 9 1
                                    

Te amo.

He Xuan apenas se estaba recuperando de tantos estímulos y Qingxuan le daba la estocada final para terminar de flecharlo. Un sonrojo se apoderó de su rostro de forma veloz, pero como una ninfa escurridiza y etérea, su novia ya estaba en el baño nuevamente. Llevó sus dedos a sus labios y saboreó ese recuerdo, preguntándose si era real o lo había imaginado... pero ya fuera real o no, su cuerpo no le perdonó la tensión constante y enseguida tuvo que ir a tomar un baño él también.

—Xuan-er... Ah- Xuan-er...— susurró mientras el agua caía con fuerza en la ducha fría.

Tenía que hacerlo si quería poder convivir con ella el tiempo que le restara en su casa sin desearla con fervor. Cuando terminó su momento en la ducha, se sintió un tanto perverso, pero trató de ignorar la sensación y se puso su pijama. Seguramente no podría dormir, así que se sentó en su escritorio y miró las hojas pautadas con algunas melodías y anotaciones. Quizás podría seguir puliendo eso, o empezar a hacer una maqueta en su propio estudio. Suspiró, tomó las hojas y salió un momento, pero antes de continuar su camino por el pasillo, miró la puerta de Qingxuan.

¿Y si necesitaba algo y no lo encontraba en su habitación? Decidió llamar a la puerta para avisarle.

—Xuan-er... ¿aún no duermes?

No obtuvo respuesta. Un poco desilusionado, continuó. Seguramente seguía rejanándose en la bañera.

—Estaré abajo, por si necesitas algo. Espero no hacer mucho ruido. Um... buenas noches, Xuan-er. Te-

No era capaz de decírselo a una puerta. Sobre todo cuando aún no terminaba de creer que Qingxuan pudiera amarlo así sin más. Miró el picaporte inmóvil y se dio la vuelta para seguirse a su estudio.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Qingxuan se quedó un largo rato en la tina y cuando el agua empezó a enfriarse, salió de allí. Encontró un cepillo de dientes aún en su empaque y decidió usarlo y una crema hidratante para su rostro y su cuerpo. Al salir del baño escuchó pasos afuera. Seguramente He Xuan estaba por ahí. Miró a la puerta y suspiró y cuando fue a buscar qué ponerse, se dio cuenta que He Xuan no había dejado la ropa en la cama.

Tal vez lo olvidó.

Tomó un pequeño bocadillo mientras terminaba de escurrir un poco su cabello con la toalla para luego salir a buscar a su novio y pedirle algo de ropa para dormir.

La puerta estaba abierta.

—A-Xuan...

Entró a la habitación y no lo encontró. Tal vez había bajado por té o estaba cocinando algo. Pensó en bajar pero, aún estaba desnuda bajo esa bata.

Inspeccionó la habitación de su novio, todo estaba perfectamente organizado y en su sitio. No había nada extravagante y de hecho toda la casa tenía cierto toque sencillo y minimalista. Muy del estilo de He Xuan.

La cama, muy grande, se veía cómoda bajo esa luz tenue que casi la arrullaba y se recostó ahí un rato. Se iría cuando He Xuan volviera, para no molestarlo. 

Mientras tanto, He Xuan hizo cuanto pudo para hacer una maqueta decente, pero no lograba concentrarse en nada. Terminó por eliminar el archivo, tomó su taza y subió a su habitación. Al abrir la puerta se quedó helado, pues ahí estaba recostada como un ángel en su cama. Se comió con los ojos la pureza de su piel desnuda, o al menos la poca que pudo ver, hasta que se topó con esa única bata que la cubría y volvió en sí.

—Xuan-er, levántate. Vas a resfriarte.

Apenas la removió un poco del hombro para que despertara, pero no quiso tocarla más. Esa presa que contenía su deseo estaba a punto de desbordarse. Creyó haber sido claro sobre lo que pasaría si ella se metía a su cama, y sin embargo, ahí estaba ella, tomándole las manos, invitándolo a que se acostaran juntos cuando ella no estaba adecuadamente vestida aún.

Jugando a no extrañarnos [BEEFLEAF]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora