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q si lucas q ya subo cap😡

Rodrigo

Al final no voy a comer. En cambio, camino sin rumbo durante al menos una hora, luego me siento en un banco del parque y observo a la gente.

Iván está alucinando. No necesito leer la mente para saberlo. Pero joder, desearía poder leer su mente. Quiero saber cuánto volví a joder nuestra amistad de nuevo.

¿O no lo he hecho? Ni siquiera lo sé. Una parte de mí asume que sí, lo he perdido de nuevo. Pero otra parte sigue diciendo hombre, solo te dio un MASAJE. Eso significa que seguimos siendo amigos, ¿cierto? Excepto... ¿los amigos realmente se frotan las espaldas?

Una vez que tuve un tirón en el cuello y le pedí a Germán que me lo deshiciese, casi se ahoga de la risa.

Y, hablando de Germán, tengo dos mensajes de texto suyos en el móvil, ambos de principios de semana. He estado demasiado ocupado readaptándome a la rutina de Lake Placid para responderle.

Rápidamente tecleo una respuesta:

El campamento está bien. Aquí hay alguno con talento de verdad. ¿Cómo está tu hermana? ¿Te has hecho amigo de alguna langosta?

Me reí para mí mismo. Germán está pasando el verano con su hermana mayor en Maine, sirviendo mesas en su marisquería.

Responde más rápido de lo que esperaba:

Todo bien por aquí. Mi hermana te dice hola.

Hay un gran retraso. Luego llega un segundo mensaje.

Rompí con Manuela.

Sentado allí en el banco, dejo salir un grito de alegría. Ya era hora. Esto es demasiado importante para mandarse mensajes, así que busco su número y lo llamo.

Responde al segundo tono, su voz familiar deslizándose en mi oreja.

—Hola.

—¿Cómo se lo tomó? —suelto de golpe.

—Como esperaba.

—Volviéndose loca y pegándote, ¿quieres decir?

Un profundo suspiro hace eco en la línea.

—Bastante parecido. Me acusó de engañarla durante cuatro años. Le recordé que solo llevábamos saliendo uno y, en ese momento, me llamó maldito insensible y se marchó.

—Mierda. Lo siento hombre. ¿Estás bien?

—Oh sí. Nunca me di cuenta de lo mandona que era hasta que la dejé libre. Ahora solo estoy disfrutando de mi libertad, copiando el manual de Rodrigo Carrera y follando todo lo que se mueve.

—El año que viene ese no será mi manual.

Se queda en silencio por un segundo.

—¿Vas a tratar de mantener tus actividades extracurriculares escondidas?

—Creo que tengo que mantener la cremallera del pantalón arriba, en su lugar. Un novato no puede permitirse rumores. En la escuela... Eso era diferente. Las expectativas eran menores.

—Sí. Supongo. Lo siento hombre. Suena solitario.

Trato de tomármelo a risa.

—Suena cachondo.

—Será mejor que tengas algo de diversión este verano, antes de que te hagas famoso y esa mierda. —Germán se ríe de su propia broma.

—Me pondré a ello.

—¿Cómo es la zona de ligueteo en Lake Placid? No puedo imaginarme que allí haya un bar gay. Tendrás que asustar un atleta o dos.

Se me tensa el estómago. Si no hubiese intentado eso ya.

—Será mejor que me vaya —comento. Porque hoy realmente no estoy para una conversación.

—Es bueno hablar contigo, hombre.

—Mantente fuerte si Manuela llama —advierto.

—No te preocupes —suspira—. Lo haré.

him; rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora