Ivan
Perdimos.
Jodidamente perdimos.
Aún estoy aturdido mientras camino por el túnel hacia los vestuarios. El humor a mi alrededor es sombrío. Agobiante. Aunque nadie está jugando a la culpa.
No hay rabia dirigida a Barkov, quien tropezó con el jugador de Yale sin ninguna razón comprensible, el tipo ni siquiera tenía el disco.
No hay recriminación hacia nuestra defensa, quien inexplicablemente se cayó durante esa jugada.
Y no hay acusación dirigida en mi dirección, por no ser capaz de parar ese último tiro en el pitido final.
Pero, en el fondo... me culpo a mí mismo.
Tenía que haberlo detenido. Tenía que haber salido antes, estirar más el brazo. Debí haber lanzado mi cuerpo sobre ese maldito disco, no dejar que se acercara al área.
Estaba distraído. Había estado triste de que mi familia no hiciese el viaje desde Cali para verme jugar. Ahora estoy agradecido de que no me vieron perder. Excepto en televisión.
Junto con otros cuantos millones de personas...
Maldición.
De vuelta en nuestra habitación de hotel encuentro a Juan sentado en la cama, con el control remoto de la televisión en la mano. Pero la televisión está apagada y él está mirando la pantalla en negro.
—Um, ¿Juan? ¿Estás bien?
Alza la cabeza inmediatamente.
—Sí. Sólo... —Deja de hablar rápidamente.
Los siguientes días simplemente van a ser como éste. Puedo verlo ahora. Ansiábamos ser los que llevásemos este título a casa para Rainier. Eso podría haberle probado a nuestras familias y universidad que todos estos años de sacrificio lo valían.
No probamos nada.
—Aún sigue siendo la mejorísima temporada en treinta años —murmura Juan.
Me dejo caer en mi cama.
—¿Mejorísima es una palabra?
—No si eres nosotros. —Ambos reímos. Pero su risa acaba en un suspiro—. Ese fue mi último partido, Buhajeruk. Mi último partido de todos. No fui reclutado por la NHL como tú. En tres meses estaré vistiendo un traje y sentado en un escritorio.
Mierda. Eso es realmente duro.
—Durante quince años he sido jugador de hockey. Desde hace media hora soy un asociado junior en la división de inversiones bancarias de Pine Trust Capital.
Jesús. Y ahora espero que las ventanas de nuestra habitación de hotel no se puedan abrir, porque estoy medio preocupado de que vaya a saltar por la ventana. O puede que yo lo haga.
—Amigo, necesitas alcohol y una chica. Como ayer.
Su risa es oscura.
—Mis primos están viniendo a recogerme. Habrá bebida y club de striptease.
—Gracias Dios. —Me giro para estudiar el techo empedrado de la habitación de hotel—. ¿Sabes?, hay muchas posibilidades de que nunca juegue un solo partido de la NHL.
¿El tercer portero del equipo? Más vale que Detroit haga un banquillo con las medidas exactas de mi culo. Si soy afortunado puede que me dejen jugar como portero suplente.
—Aún tendrás el jersey y a las conejitas. —Su teléfono suena y lo toma para contestar—. Nací preparado —le dice a quien llama—. Estaré ahí abajo. —Luego me pregunta—: ¿Vienes con nosotros?
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him; rodrivan
FanfictionNo jugaban en el mismo equipo. ¿O lo hacían? Ivan Buhajeruk nunca había sido capaz de entender cómo perdió a su mejor amigo. Hace cuatro años, su tatuado, increíblemente sabio, rompe reglas compañero de habitación le retiró la palabra sin ninguna ex...