Rodrigo
Iván está actuando raro. Apenas ha dicho una palabra durante la cena, y luego rechazó mi idea de ver una película en el centro, diciendo que solo quería volver a la habitación.
Mientras subimos en silencio la escalera a la habitación, desearía saber qué estaba sucediendo en esa sexy cabeza suya. No parecía enojado, o incluso triste. Más como preocupado, lo cual es inusual en Iván y me preocupa.
—¿Entonces de qué quería hablar Pol contigo antes? —Estoy intentado hacer conversación, pero mi pregunta tiene el efecto opuesto.
—Solo algunas cosas del entrenamiento —responde. Y luego se calla otra vez.
Ahogo un suspiro y lo sigo hasta el segundo piso, admirando la forma en la que sus vaqueros desteñidos abrazan su culo. Hemos estado en pantalones cortos y chanclas todo el verano, pero esta noche esta sorprendentemente fría, así que ahora puedo experimentar a Iván en vaqueros. Luce tan malditamente espectacular.
—¿Quieres ver algo en tu portátil? —pregunto mientras entro a nuestra habitación—. Germán me envió este video gracioso de...
Sus labios están en los míos antes que pueda terminar la oración.
Me empuja contra la puerta y mete su lengua en mi boca, instintivamente le devuelvo el beso a pesar de las campanas de sorpresa sonando en mi cabeza. Aprieta mi cintura y frota su parte inferior contra la mía, gimiendo roncamente.
Jesucristo. No estoy seguro de dónde vino este repentino ataque de pasión, pero mi pene seguro que lo aprecia. Después de un minuto o dos, estoy duro como el hierro detrás de mi cremallera. Iván lo nota, y sus manos son casi frenéticas mientras busca a tientas el botón de mis pantalones.
—Te debo una mamada —murmura.
Cierto. Los lanzamientos. Me había olvidado del premio. No es que importara, viendo como nos dábamos mamadas regularmente sin la necesidad de unos lanzamientos para justificarlo.
Tira de mis pantalones y bóxers por mis caderas, poniéndose de rodillas casi con desesperación. Las alarmas en mi cabeza suenan más fuerte.
—Oye. —Meto mis dedos en su cabello para detener sus movimientos frenéticos—. ¿Qué se te ha metido?
—Nada aún. —Lame la cabeza de mi polla, y veo estrellas—. Pero espero que esto se meta en mí pronto.
Luego, toma toda mi longitud en su boca, probándome que sin duda ha aprendido nuevos trucos este verano. Ahora puede hacer garganta profunda como un campeón, y normalmente yo soy bueno en eso.
Esta noche, algo se siente raro.
Su urgencia impregna el aire. Me apoyo contra la puerta e intento entregarme a él, pero a pesar de su boca mágica, no puedo concentrarme. Metiendo una mano bajo su barbilla, lo levanto.
—Ven aquí.
Me da una última chupada, la cual siento hasta mis pies. Cuando se pone de pie, nos doy la vuelta, así su espalda esta contra la pared. Ahuecando su barbilla con las dos manos, reviso su hermoso rostro. Sus mejillas están sonrojadas, y sus enormes ojos marrones están llenos de alguna emoción que no puedo leer.
Voy a descubrir que sucede, pero primero lo beso. Una vez. Dos veces.
—Iván —susurro—. No follamos hasta que me digas qué está en tu mente.
Baja la mirada.
—Quizás sea entrenador el próximo año —dice, su voz ronca.
—¿En serio? —Esa es una idea que no sabía que había considerado. Dependiendo del trabajo, quizás sea una solución interesante para su problema de portero. Aunque una parte de mí todavía piensa que estaría loco para tirar una carrera de jockey profesional—. ¿Dónde?
—Hay un trabajo de coordinador defensivo en un equipo de tercer año... —Traga—. En Toronto.
En Toronto. Las palabras rebotan en mi mente. Por el más breve segundo, mi corazón despega como un cohete. Podría haber tenido tiempo de dar un grito de júbilo, excepto que todavía estoy mirando los ojos recelosos de Iván. Él siempre ha sido el más inteligente de los dos.
Pero aprendo rápido. Así que solo pasa medio segundo hasta que mi pecho se aprieta, y mis manos caen de su rostro. Él en realidad se estremece cuando caen.
No puedo estar con Iván en Toronto. Porque si somos descubiertos, no habrá razón en absoluto para que esté en la ciudad. Soy un maldito novato, esperando ser lo suficientemente afortunado para hacerme valer en el equipo.
Pasan otros segundos antes que pueda señalarle esto. Porque es de Iván Buhajeruk de quien estamos hablando aquí. Las posibilidades de mí amando a alguien como lo amo a él son tan buenas como ser atacado por un tiburón.
En Toronto.
Pero las probabilidades de Iván de seguir adelante son exponencialmente mejores.
Nos hemos divertido mucho este verano, pero no puede significar más para él de lo que significa para mí. Este hermoso hombre es probablemente más heterosexual que gay. E incluso si me equivoco en eso, ahora hay el doble de parejas disponibles para él en el planeta de lo que lo había hace seis semanas.
Él puede tener a cualquiera. Y no le pediría que espere por mí.
—Di algo —murmura.
No quiero. Hay calor detrás de mis ojos, y mi garganta puede romperse. Pero no me acobardaré. Merece mi honestidad por una vez.
—No podemos estar juntos en Toronto —digo.
Solo seis palabras. Pero hacen que sus ojos se vuelvan rojos.
—Lo siento —añado. Lo siento ni siquiera comienza a describirlo.
Da un paso lejos de mí, moviéndose de la puerta. Tomo un momento para volver a meterme en mis pantalones. Para el momento que he subido mi cierre, Iván se ha cambiado rápidamente a unos pantalones cortos de correr. Mete sus pies en sus zapatillas, ni siquiera tomándose el tiempo para atarlas.
—Iré a correr —gruñe.
Cuando se dirige a la puerta, salgo del camino. Es precisamente el movimiento opuesto que quería hacer, y mi corazón está gritándome para que lo llame de vuelta.
Pero la puerta se abre y se cierra con un golpe, y él se ha ido.
Ahora entrando en pánico, me apresuro hasta nuestra ventana. Un minuto después sale por el pórtico de adelante y va corriendo por la calle, sus cordones aun arrastrándose tras él.
Incluso después que esta fuera de la vista, necesito un minuto para calmar mi respiración y recomponerme. No puedo creer que acabe de hacer eso. No es lo que quiero.
Mis pensamientos se revuelven como un pinball mientras busco en mi mente la solución al problema.
Pero no hay una. Acabo de pasar una década de mi vida intentando conseguir este trabajo en Toronto. Tengo un título universitario en comunicaciones, como cualquier otro maldito idiota en el planeta. Y un padre que me cubrirá de alquitrán y plumas si lo arruino en Toronto.
Iván Buhajeruk fue mi primer enamoramiento y mi primer amor. Pero nunca fue mío para tenerlo.
Hay un resquicio aquí. Solo uno. Sé que Iván está enojado ahora porque se siente rechazado. Eso nunca es divertido. Pero sé que seguirá adelante. Las Sofías del mundo están esperando para tomarlo de vuelta. Algunas chicas lindas llamaran su atención antes de esta semana, y a partir de unos meses, el desastre de hoy será solo un mal recuerdo.
Como yo lo seré.
Trago ese pensamiento, luego busco en el suelo del armario por mi valija.
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volví, diculpen pero tuve mucho jaleo, y en verdad en nada regreso al jaleo ptm
oye recomienden ff rodrivan q ya no sé q leer, o incluso si no es rodrivan, idk, algo con roier ahr
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him; rodrivan
FanficNo jugaban en el mismo equipo. ¿O lo hacían? Ivan Buhajeruk nunca había sido capaz de entender cómo perdió a su mejor amigo. Hace cuatro años, su tatuado, increíblemente sabio, rompe reglas compañero de habitación le retiró la palabra sin ninguna ex...