Iván
Creí que tenía el sexo dominado. Lo digo enserio, no es difícil. Besar, el juego previo, la relación sexual. He intentado casi todas las posiciones conocidas por el hombre, incluso las alocadas que ves en la pornografía, donde la chica hace alguna maniobra exorcista- contorsionista mientras golpeo en ella.
Pero mi culo nunca fue parte del asunto.
Justo ahora, es el asunto. Porque incluso a pesar de que la boca de Rodrigo engulle mi polla como si intentara tragarme entero, la excitación rondando en mi sangre está concentrada solamente en la presión entre las mejillas de mi culo. Es una buena presión. Un ligero ardor que se convierte en un torrente de placer cada vez que golpea este punto dentro de mí.
Me está destruyendo. Está trayendo a la vida terminaciones nerviosas que no sabía que existían. Es desconocido. Es nuevo. Una experiencia que es un millón de veces más excitante que ver a un tipo pasarle en un video porno.
—Tan bueno —me ahogo—. Jesús, no pares... bebé. —Me llamó así antes y lo estoy probando ahora. Se siente raro dejando mi boca. Tan raro como las nuevas sensaciones atravesándome y hormigueando en mi culo.
No estaba seguro de que esto me fuera a gustar, pero lo hace. Dios, lo hace. Cuando el aro de su lengua raspa la parte inferior de mi pene, tiemblo, mi respiración deteniéndose.
Su dedo se mete dentro de mí, y me pregunto cómo se sentiría si deslizara otro allí. O si usara otra cosa en lugar de un dedo...
De pronto, pienso en la porno que miré más temprano, los gemidos roncos del tipo que estaba siendo follado, y el recuerdo sucio me hace apretarme más duro alrededor de Rodrigo.
Él levanta su cabeza de golpe, su dedo deteniéndose pero no retirándose.
Inquietud ronda mi estómago cuando encuentro sus ojos. La lujuria los ha oscurecido a un plateado tormentoso, y su garganta trabaja mientras traga.
—¿Por qué te detuviste? —trago, también—. ¿Vas a... follarme ahora?
La pregunta trae una sacudida de pánico. Tan caliente como era mirarlo en una pantalla, no creo estar listo para experimentar eso por mí mismo aún. No estoy seguro de que alguna vez vaya a estar listo.
—No. —Se apresura a asegurarme, su rostro se suaviza cuando ve mi rostro—. No a menos que tú quieras.
—Yo... —muerdo mi labio—. Yo... no lo sé. Quizás en otro momento. —¿Quizás en otro momento? Dios, cuando me pongo gay, en verdad me pongo gay.
Los labios de Rodrigo tiemblan.
—Le pondremos un alfiler a eso.
Me estremezco con una risa.
—¿Entonces por qué te detuviste?
—Solo quería hacer esto —dice con voz ronca, y luego su dedo desaparece cuando se desliza hacia arriba y roza su boca sobre la mía.
El beso va de dulce a caliente en cuestión de segundos. Su lengua llena mi boca con golpes profundos que me hacen jadear. Estoy ansioso por más, desesperado por ello, pero él se ha ido otra vez antes que pueda parpadear, arrastrándose entre mis piernas.
Esta vez su dedo se desliza pasando el anillo de músculos fruncidos, doy la bienvenida al ardor. Lo anhelo. Rodrigo lame una línea desde la punta de mi pene hasta mis pelotas adoloridas, burlándose del delicado saco mientras su dedo juega conmigo. Cuando intento empujar mi culo contra él, se retira, una oscura risa cae sobre mi pene.
Jesús. No puedo soportarlo más. Necesito venirme antes de explotar.
—Deja de búrlate de mí —gruño—. Dame lo que quiero.
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him; rodrivan
FanfictionNo jugaban en el mismo equipo. ¿O lo hacían? Ivan Buhajeruk nunca había sido capaz de entender cómo perdió a su mejor amigo. Hace cuatro años, su tatuado, increíblemente sabio, rompe reglas compañero de habitación le retiró la palabra sin ninguna ex...