Inventario Maldito Jujutsu Kaisen (One Shots)

Yuta Okkotsu I

Capitulo 1: Espectadora.

Cuando un par de ojos te atrapan, por más que te esfuerces por salir de su encanto, no podrás hacerlo. Por que las miradas no solo te roban el corazón también el alma.

Jamás en mi corta vida había experimentado sensación tan abrumadora como cuando mis ojos se encontraron con los de aquel joven flacucho del cual no se sabía nada más que era el nuevo protegido de Gojo Satoru.

Aquel encuentro duró menos de veinte segundos pero basto para que irracionalmente empezará a desarrollarse en mi una extraña fascinación por aquellos diamantes tan negros.

Okkotsu llegó en primavera y para principios de verano toda la escuela sabía de él y de su "peculiar" espíritu maldito. A muchas personas les sorprendía que una creatura tan aterradora perteneciera a un joven de apariencia tan amable, pero yo al contrario, pensaba que encajaba perfecto con la oscuridad de sus ojos.

Recuerdo que en el día más caluroso de aquella estación, Okkotsu era el más respetado, temido y odiado de la escuela. No se hablaba de algo más que de la aplastante victoria contra los estudiantes de Kioto. Los rumores decían que la limpieza después de eso fue inmensa pues la mitad escuela quedó destruida.
Aunque nadie se atrevía a preguntar el como había pasado por el miedo ridículo a que el espiritu de la tal "Rika" los escuchara.

Durante el otoño conocí a Inumaki . Ambos cuidabamos de los jardines de la parte Este del colegio. Era una actividad que en la cual no se necesitaba mucha interacción pero con el tiempo pude diferenciar entre "salmón" y "atún".

Inumaki era lo más cerca que estaba de aquellos profundos ojos y por más que el deseo crecía y crecía nunca tuve el valor suficiente para preguntar por su compañero.

Simplemente disfrutaba el hecho de verlo entre los pasillos del colegio.

Me pregunte, si alguien más había notado como la profundad de su mirada había cambiando en este par de meses, o si en mi obsesión quería pensar que era más feliz.

Luego llegó el 24 de Diciembre.

Aquel épico combate había acabado con la vida de varios estudiantes y otros cientos de heridos, yo entre ellos.

Cuando desperte, todo lo que escuchaba los pasillos del hospital provisional montado a la entrada del colegio eran las diferentes versiones de lo que había pasado y todas terminaban teniendo de protagonista a un héroe o villano llamado: Yuta Okkotsu.

Una semana paso cuando me pude levantar de la cama y caminar a paso lento y con muletas sobre las ruinas que habían quedado del colegio.

"Con que este es el su poder" pensé, al mirar con tristeza los jardines que solía cuidar y que estaban hechos cenizas. "hermosamente aterrador".

-¡Disculpa!. - Mi mundo se detuvo cuando me encontré de frente con su rostro amable..- Mi nombre es Yutta Okkotsu.

No podía emitir palabra alguna y aterre ante la idea de que mi corazón latía tan fuerte que sería capaz de escucharlo.

- Se que tu e Inumaki cuidaban estos jardines. - se inclino - Lo lamento mucho.

- Nn-no te preocupes. - tartamudee. Si poder dar crédito aún de la persona que estaba frente a mi.

-Acepta esto por favor - Yuta me extendió varios sobres de semillas de flores - ¡Cuando regrese te ayudare a dejarlo como estaba! - su seriedad me impacto y en aquellas pupilas no había rastro de vacilación.

Era una promesa sincera.

Tomé su regalo con cuidado entre mis manos y asentí sintiendo mis mejillas hervir.

-¡Okottsu! - grito la chica Zenin.

- Me tengo que ir. Recuperate pronto. - me hizo una reverencia y comenzó a alejarse de mi.

Las palabras se atoraron en mi garganta y mi cabeza empezó a gritar tan rápidamente como mi corazón. Quería agradecerle, quería saber cuando regresaría, si estaba bien y a donde se dirigía o si ahora era por fin feliz.

No quería que se fuera. Reuniendo cada gramo de cordura y valor en mi cuerpo grite:

- ¡Mi nombre es Tomoe!

El pelinegro giro la mitad de su cuerpo y descubrí algo que jamás había visto y que me estremeció otra ves mi corazón, su sonrisa.

Entonces lo supe bien, aunque pasaran días, meses o años, yo jamás le olvidaría.

...

Para la primavera Okkotsu no regresó, pero aquel jardín habia florecido de nuevo mientras yo seguía esperando ver de nuevo sus ojos negros.