Inventario Maldito Jujutsu Kaisen (One Shots)

Toji Fushiguro I

Capítulo 9: Cigarrillo.

Eran las tres de la mañana cuando escuchaste unos suaves golpes en la puerta de tu casa. Te habías quedado dormida en tu sofá. Descontenta te arrastraste a la puerta.

- Oh, entonces estás vivo- dijiste sin ánimo.

Miraste al hombre de cabello oscuro desplomado en tu puerta. Todo desaliñado ni siquiera sabías por donde empezar a describir su apariencia.

-¿Decepcionada?- respondió Toji con sarcasmo.

-Tal vez- te encogiste de hombros.

-Lástima- dijo mientras te entregaba una botella de whisky. - Sin embargo, traje una ofrenda.

Te hiciste a un lado y dejaste que el gato mojado de un hombre entrara en tu casa. Se apoyó contra la pared y se quitó los zapatos. Parecía una mierda.

Pero daba igual, el era atractivo con todo y de cualquier modo.

- No pretendamos que eso es para mí- dejaste la botella sobre la mesa de madera.

Pasó sus brazos sobre tus hombros y acarició su rostro con tu cabello. Él apestaba a cigarrillos y sudor.

-Hueles bien.

-Hueles a mierda.

Los dos permanecieron en silencio por un minuto antes de empujar suavemente a Toji fuera de ti.

-¿Quieres decirme por qué estás aquí?

-No- respondió tajantemente y luego sutilmente añadió - Vamos. Sabes que odio dormir solo.

-¿Y cómo es ese mi problema?

-Porque me amas.- Te reíste a carcajadas de su afirmación descarada. -Te gusto... Me toleras ¿existe alguna diferencia?

-Está bien.- Suspiraste. -Puedes quedarte, pero tienes que ducharte. No hay manera de que te metas en mi cama de esta manera.

-Sé agradable conmigo. Casi muero. ¿No quieres mimarme?

-No precisamente. Si quieres "mimos" ve con alguna de tus otras chicas.

No era un secreto los amorios de Toji pero eso jamás fue un impedimento para ti, porque no necesitabas ni quería ninguna relación romántica con él.

- Sabes que eres mi favorita.

-¡vaya descarado! - le fulminaste con la mirada.

-Bien. Me ducharé - dijo quitándose la. Camisa y pasando junto a ti en dirección a tu baño. -Pero será mejor que me dejes dormir a tu lado.

-Sí, sí, claro

Lo ignoraste mientas levantabas su asquerosa camisa negra y lo dejabas en el cesto de la ropa sucia. Te asegurarías de que esté limpio por la mañana.

Escuchaste abrir la ducha y un gemido increíblemente complacido. Tu respiración quedó atrapada en tu garganta mientras te inundabas con perversas reflexiones.

- Joder- murmuraste y sacudiste la cabeza.

La puerta del baño estaba entreabierta. Te acercaste sigilosamente y la abriste antes de recargarte en la pared. El vapor te rodeaba. Miraste sus pantalones, frunciendo el ceño al notar las manchas de sangre.