Toji Fushiguro III

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Capitulo 2: Esperanza.

Dejó caer el peso de su cuerpo sobre la pared del viejo edificio, retorciendose de dolor observó su mano empapada de sangre.

El cabron de había lo suficientemente profundo para que aquella herida le costará la vida.

Subió dos escalones más y tambaleó, no podía ver bien. Estaba seguro que no llegaría.

Sus rodillas calleron primero, luego su torso.

¿Aquí terminaría su vida? Se preguntó, mientras caía en un pozo negro sin fondo.

¿Se arrepentía de cosas que habia hecho? No.
¿Que tal ves le hubiera gustado hacer las cosas diferentes? Si.

Merecía esta muerte, se aseguró. Desde hacía mucho tiempo que él la deseaba. Ya no habria más dolor, venganza, odio o sangre. Nada.

Hasta parecía que la vida se estaba burlando de él al morir como un perro, solo y en un lugar de porquería.

Estaba bien, estaba bien. Se repetía, mientras un recuerdo llegaba a su mente en su último instante.

...


Escucho la puerta abrirse a lo lejos y después el ruido una silla recorriendose a su lado.

Respiro profundo y reconoció ese aroma a cerezo llenando sus pulmones.

Su voz advirtiéndole que no se moviera era la señal para empezar a suturarlo, todo en un completo silencio. Limpio y desinfecto cada una de sus heridas envolviendolas en vendas limpias tan delicadamente como si fuera un niño pequeño.

Abrió los ojos cuando no sintió su tacto sobre su cuerpo y se encontró con su gentil sonrisa. La miró sorprendido y atónito, como hipnotizado.

Era pequeña y delgada, pálida y con cabello rojizo atado en una coleta alta, dejaba al descubierto su rostro de facciones finas y delicadas, sus labios gruesos color cerezo y sus camino de pecas surcando su nariz.
Bajo su mirada aparecían notoriamente unas marcas débilmente moradas, ojeras.

Pero lo que más amaba eres su profundos ojos verdes los cuales ahora estaba sombreados por preocupación, pero ella jamás lo diría.

No importa cuanta aveces llegaba a su hogar en este estado, sabía que le recibiria de la misma manera y le daría su amor incondicional.

Ella era como una ventana para él donde se colaba un poco de luz del sol y le recordaba que vivir no era tan malo.

Que ella se había convertido en su lugar seguro, donde podía bajar la guardia unos minutos.

Toji se sentía egoísta muchas veces y se preguntaba si era mejor dejarla ir, que encontrará un hombre que valiera la pena y que con el tiempo lo olvidará. Pero cada ves que entraba por esa puerta y ella corría a abrazarlo sin importar si era correspondida o no, era su momento más feliz del día.

Reuniendo cada parte de fuerza que le quedaba tomó su mano. Él jamás fue bueno con las palabras, pero esperaba que de alguna forma entendiera que la quería y que estaba feliz de verle una vez más.

Morir estaba bien, pero la esperanza de estar a su lado era el motor que permitía seguir día a día.

Inventario Maldito Jujutsu Kaisen (One Shots) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora