18.

137 8 1
                                    

Eddie.

*
*Probablemente lloren al final, pero es lindo.
*Agarren sus pañuelos.
*

Los meses anteriores fueron realmente locos, yo jamás tuve la oportunidad para hablar con Steve sobre mi miedo a perderlo todo. Cuando recuperé la memoria, nuestra vida no volvió a ser la misma que recordaba. No éramos dos tontos enamorados. Éramos dos tontos, que se aman demasiado, pero no olvidan lo que vivieron.

Y realmente, sentí una gran culpa.
Yo siempre pensé que no llegaría una persona que estuviera destinada para mí, que me tomara por completo en todos los sentidos y que me amara de tal forma que yo quisiera estar acurrucado solamente en los brazos de esa persona para olvidarme un rato del mundo. Olvidar que todo existía, que tenía una vida antes, no me importa lo que haya pasado, quiero estar con él.

Últimamente Steve ha tenido comportamientos extraños, siento que me oculta cosas, que me miente, que se escapa. Tengo miedo de que se arrepienta de que recuperara la memoria. A veces tengo miedo de perderlo. No sé por qué escribo esto, quizá para que algún día, si dudo de él y resulta ser verdad lo que sospecho, me recordará a ya no ignorar señales. Pero si estoy equivocado, me recordará que no debo dudar de su amor y su lealtad. Estuvo conmigo, en el hospital, cuando yo ni siquiera recordaba que existía.

Jamás se fué de mi lado, ¿por qué me traicionaría ahora? No tiene sentido. Quizá solo soy paranoico. Eso debe ser. Yo estaba en su casa, con sus padres, sus hermanitos. Yo fui a buscarlo allá porque se fue de mi casa muy temprano, no pude despedirme de él. Y tenía miedo de que le pasara algo malo, no quería vivir aquello otra vez. Fue terrorífico. Solo espero que esté bien y que llegue pronto a casa.

Steve.

¡Mierda!
Es precioso. Divino, increíble, exquisito, es lo más bello que mis ojos hayan visto. Es perfecto. Es perfecto, sin duda.

Entre más observaba, más me gustaba, sinceramente, jamás ví algo así. ¿Era posible enamorarme tanto de esta manera?

Si Eddie me viera ahora se muere. Diablos. Así que tomé una decisión, Eddie estaría bastante sorprendido con lo que haría.

Eddie.

Carajo, nadie me dice dónde está. Pregunté en todos lados, ya no pude estar en esa casa, me iba a asfixiar, no lo tomen a mal, adoro a su familia, pero

¡Yo quiero a Steve!

—¿Disculpa, has visto a Steve? —Negó con la cabeza aquella muchacha a la que pregunté. Aparté la foto de Steve de su rostro y me giré en otra dirección buscando a quién más mostrarle la fotografía.

Steve.

—¿Estás seguro, hijo?

—Sí, papá, no le digan nada a Eddie. Esto debo hacerlo yo personalmente. No le digan dónde estuve ni dónde estoy ahora. Solo llamen para avisarle que estoy bien hasta las 8 pm, ¿de acuerdo?

—¿Y en dónde estarás todo este tiempo?

—No puedo decírtelo, madre, lo siento...

Eddie.

—¡Steeeeveeeeee!

Mis cuerdas vocales estaban casi sangrando. Mi cabeza me pedía que parara de tanto gritar. Estaba siendo demasiado ruidoso. Eran las 7:45 pm y ni rastro de Steve. Fuí a su casa, solo para saber si sus padres estaban al tanto de algo, pero antes de llegar los ví saliendo apurados en el auto. Suspiré y me fuí a casa. —¿Dónde estás, mi amor? ¿Dónde? Dime qué estás bien, por favor, dímelo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 23, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"Dos diferentes tipos de azul"  Steddie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora