Capitulo 5

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Carlos estaba nervioso, no podía negarlo, iba a conocer a la familia de Charles, claramente no habían mencionado su relación aun, pensaban hacerlo en esa cena.

— Vas a agradarles. — Charles sonrió, besando su mejilla. — Te juro que así será.

— ¿Y si no les caigo bien? — murmuró, alisando las arrugas de su camisa.

— Estaré junto a ti aun así, Carlos, yo abandonaría el mundo por ti, no lo dudes jamas. — le sonrió, acariciando su rostro. — Te amo y si mi familia decide que no les agradas, no importará, nadie me importa mas que tu y tu serás mi nueva familia en poco tiempo, eres el amor de mi vida y si ellos no pueden verlo, pues será problema suyo.

— Te amo. — sonrió, besándolo.

Al final todo solo fue paranoia de Carlos, Pascalé lo adoró enseguida y para su sorpresa Lorenzo también fue agradable con el, solo Arthur tenia algunas reservas, celos de hermano menor realmente o quizá, el podía ver algo que los demás no, solo quizá el advirtió a su hermano de que no se confiara lo suficiente y definitivamente quizá el fue el primero en recibir a su hermano llorando, cuando este vino a el, aquel día en que todo se rompió.

— Quiero hablarte. — Pierre observó al español. — ¿Que tramas ahora con Charles?

— Pierre yo...

— Se honesto Carlos.

— Lo amo, quiero recuperarlo. — admitió.

— Está mejor sin ti. — señaló. — ¿No lo notas? Está mas feliz, menos agobiado, no está estresado, no tiene la sombra de tu desprecio bajo sus ojos.

— Pierre, se que cometí errores, yo los tengo muy presentes, recuerdo cada uno de ellos. — lo miró. — Pero amo a Charles y no voy a alejarme, porque es mi alma gemela, es mi vida entera.

— No lo lastimes Sainz, es mi mejor amigo y ya sufrió demasiado. — negó. — No soy quien para obligarte a nada, pero si no estas dispuesto a confesarle al mundo su amor, no lo ilusiones.

— Haré que me recuerde y me casaré con el, no tengo mas dudas, no hay nada que quiera mas que eso. — le sonrió, mientras el francés asentía.

— Bien, dile eso mismo. — lo miró. — Mañana vamos a reunirnos en casa de Max, celebraremos su podio, ve y habla con Charlie, no voy a decirle nada sobre la invasión a su casa.

— Gracias por esto Pierre.

— No me agradezcas, estoy poniendo la salud mental de mi mejor amigo en riesgo, solo espero no arrepentirme. — negó, dejándolo solo.

Carlos sonrió, eso al menos era un avance, podría hablar con Charles nuevamente.

Unos toques en la puerta lo interrumpieron y habló, dando permiso para entrar.

— Hey. — la voz del dueño de sus pensamientos lo interrumpió, mirándolo con curiosidad. — ¿Que haces aun aquí?

— Espero a Lando. — sonrió.

— Oh. — el monegasco asintió, tratando de no mostrar lo decepcionado que estaba con su respuesta, ¿como pudo olvidarlo? Ellos estaban juntos.

— Si, y ¿como, como estas? — preguntó el español.

— Bien, si, ya sabes, un poco estresado por los malos resultados del equipo, pero eso no tengo que decirtelo, tu también estas ahí y se han equivocado mas contigo que conmigo... Uh es que definitivamente han sido dias dificiles. — se sentó a su lado.

— Si, lo han sido. — el español estuvo de acuerdo, sin saber que mas decir, odiándose a si mismo, ¿por que se convertía en un idiota sin voz cuando Charles estaba cerca?

El monegasco también se quedó en silencio después de eso, sin saber que mas decir, aunque en realidad si sabia, quería preguntar, quería saber si Carlos ya había continuado con su vida, quería saber si realmente salia con Lando, aunque las pruebas estuvieran frente a el, extrañamente necesitaba que se lo confirmara, pero sabia que no tenia derecho, no después todo.

— ¿Que harás la semana que viene? — Charles preguntó.

— ¿Yo? Nada creo... — lo miró nervioso, mientras Charles reía. — ¿Por qué?

— Es tu cumpleaños Carlos, el siguiente sabado. — se rió. — ¿Enserio no harás nada? O vas a organizar una fiesta y no quieres invitarme...

La mirada del monegasco reflejaba absoluta diversión, mientras Carlos entraba en pánico, estaba cerca, demasiado cerca y sonreía, le sonreía a el.

— ¿Es la segunda opción? — preguntó al no obtener respuesta, mirándolo asombrado. — Uh, lo siento, no quería ser impertinente...

— No, no, claro que no, si yo planeara hacer algo tu serias mi primer invitado. — lo miró fijamente. — No recordaba que era mi cumpleaños la verdad.

— Entonces ¿no tienes planes? — lo miró sonriendo.

— Ninguno. — asintió.

— Pensaba, bueno, no estas obligado a aceptar, pero tu amiga Isa me llamó, aun no recuerdo como la conozco pero ella insiste en que si, ella me dijo que te habías negado a ir a casa por tu cumpleaños y no te molestes con ella, solo quería saber si estabas bien. — se encogió de hombros, haciendo sonreír a Carlos, el si lo recordaba. — Uh, ya me desvié, el punto es que si no vas a salir con Lando el sábado, yo podría, ya sabes invitarte a cenar, claro tu puedes escoger el lugar y eso, tampoco tienes que decir que si, yo entendería que quisieras pasarlo con alguien mas, es solo por si no tienes con quien...

— Me gusta la idea. — asintió con una pequeña sonrisa.

— Estuve pensando en lo que dijiste y creo que seria bueno si podemos volver a hablar como antes, no quiero que todo siga siendo incómodo entre nosotros. — lo miró. — Se que es difícil, pero te extraño, extraño cuando eramos amigos y podíamos hablar libremente, no recuerdo como fuimos cuando, ya sabes, eramos algo mas y no se si quiero hacerlo, lamento que tu seas el único que si lo recuerda, pero me alegra saber que estas avanzando, Lando es, bueno, es buen chico.

Carlos no comprendía bien a que se referia con que el estaba avanzando y que Lando era buen chico, pero justo cuando iba a preguntar, el mencionado llegó.

— Carlos, ya está hecho. — murmuró, abriendo la puerta del motorhome. — El paquete ya está en casa... Oh, Charles.

El británico sonrió nervioso, observando al español, quien solo cerró los ojos aliviado de que Lando no hubiera soltado nada mas.

— Hey Lan, bueno, yo ya me iba. — miró a Carlos. — Yo, te veré después. Adios Lando.

El monegasco abandonó el lugar rapidamente, mientras Carlos soltaba un suspiro de frustración y alivio a la vez.

— Debiste decirme que Charles estaba aqui, estuve a punto de arruinarlo. — lo acusó el menor.

— Yo no sabia que vendría. — se excusó, mientras Lando lo empujaba, sentandose a su lado.

— ¿Y? — lo miró con curiosidad.

— Hablamos. — se encogió de hombros, aun sin dejar la sonrisa, comenzando a contarle todo.

Pronto Max, Sergio y Daniel se unieron, escuchando atentamente lo que el español decía, mientras Perez pensaba seriamente en que algunos hombres, realmente eran idiotas.




¡Gracias por leer!❤



Es hora de la felicidad :)

Amnesia ||• Charlos •||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora