Miro la hora en su celular y suspiró, aun le quedaba poco menos de hora y media; y ya no le faltaba mucho por terminar, escribiría las conclusiones rápidamente y eso era todo. Quizás su trabajo no iba a ser merecedor de la mejor nota, pero seguro que le alcanzaba para pasar. Eso le pasaba por haber dejado esto al último, más bien por haberlo olvidado. Las semanas anteriores le había dedicado una gran parte de su tiempo libre (y el no tan libre también) al imbécil de Johnny, tanto que olvidó que tenía algunos trabajos por entregar pronto.
Lo peor era que ni siquiera había valido la pena, todavía se sentía muy molesto y sobre todo, herido por las palabras del más alto, por su actitud. Envió todos esos pensamientos al fondo de su mente y observo nuevamente la pantalla brillante de su laptop, tenía que enfocarse y terminar, si, eso iba a hacer, no tenía caso que siguiera pensando en cosas irrelevantes.
Paso alrededor de media hora y por fin podía decir que su trabajo estaba listo, solo daría una revisión rápida más, para asegurarse de que todo estaba en orden e iría a imprimirlo. Estiró ligeramente sus brazos y miro a las altas estanterías llenas de libros que se encontraban frente a él. Le gustaba estar a esas horas en la biblioteca, pues casi no había estudiantes y eso lo hacia sentir más tranquilo. Giro su rostro hacia las mesas a su derecha y efectivamente, casi todos los lugares se encontraban vacíos, hizo lo mismo, pero ahora hacia su izquierda y oh maldita sea, no lo podía creer.
A unas dos mesas de distancia se encontraba Johnny, junto con otro chico que nunca había visto. El castaño estaba mirando en su dirección, pero giro su cara cuando notó que Doyoung lo estaba mirando de vuelta. Se dijo a si mismo que lo mejor que podía hacer era ignorarlo, que quien sabe cuanto tiempo llevaba el otro ahí y ni siquiera lo había notado, que podía seguir así. Sin embargo, ahora que era consciente de la presencia del otro no podía sentirse tranquilo, mucho menos cuando de reojo pudo notar que Johnny estaba viendo nuevamente en su dirección.
Quizás era un buen momento para tomarse un descanso, pensó mientras comenzaba a guardar sus cosas. Aun le quedaba tiempo suficiente, así que iba a ir al sanitario, compraría un café o algo y regresaría a alguna zona de la biblioteca lejos de Johnny, donde pudiera hacer su revisión rápida y luego se marcharía.
Se encaminó a la salida de biblioteca, siendo conocedor de que Johnny no le había quitado la mirada de encima ni un solo segundo hasta que desapareció por la puerta. ¿Por qué el otro haría algo así? ¿Acaso estaba buscando molestarlo o burlarse de él? Siguió con su camino hasta el sanitario, aunque llegando notó que en realidad no tenía nada que hacer ahí, por lo que solo lavó sus manos y se dirigió a la maquina expendedora más cercana, obtuvo su café e ingreso nuevamente a la biblioteca.
No vio a Johnny ni al otro sujeto en la mesa donde se encontraban antes, pero aun así decidió irse hasta las ultimas mesas del lugar, así se evitaba pasar otro disgusto. Acomodó su laptop sobre la mesa y le dio un trago a su café en lo que el aparato encendía, mismo trago que casi escupió cuando de manera apresurada dos figuras se acomodaron en la mesa contigua a la suya.
¿En que demonios estaba pensando Johnny? ¿Con que motivo se comportaba de esa manera? Haciendo uso de todo su autocontrol para no gritarle y cuestionarle que demonios ganaba importunándolo, se enfocó en hacer sus revisiones, aun cuando podía sentir la mirada del contrario sobre él, no volteo a verlo ni una sola vez. Terminó con su asunto, metió la laptop en la mochila y se dirigió apresuradamente al área de impresión. Cuando su trabajo estuvo listo lo tomó y salió inmediatamente del lugar. Caminó unos pasos y sintió su teléfono vibrar, esperaba que fuera Ten diciéndole que ya había llegado, en ese momento no le vendría para nada mal la compañía del tailandés.
Johnny Suh
-Hola, antes de que me bloquees o cualquier cosa por favor te pido que leas el mensaje completo.
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Dulces Heridas [Johndo ]
FanfictionEnvió otro mensaje y continuó llorando en la esquina de su habitación, una vez más. No era su intención lastimarlo, nunca lo era, pero por más que intentaba cambiar, de una u otra manera siempre terminaba haciéndole daño. Era todo lo que tenía, no p...