Miró interesado el letrero de luces neón que brillaba sobre la entrada del lugar, en un principio su plan de cumpleaños había sido solamente pasar el día junto a su familia y sus amigos, sin embargo, cuando estuvieron todos juntos y Ten sugirió salir a algún club por la noche, bueno, el no había hecho ni siquiera el intento de negarse, porque la idea le llamó mucho más la atención de lo que le gustaría admitir.
A pesar de que cuando despertó de verdad se había sentido demasiado desanimado, tenía que admitir que su día había ido mejor de lo que había estado esperando y, aunque aun extrañaba a su novio y pensaba que su cumpleaños definitivamente hubiera sido más agradable si Johnny se hubiera quedado a pasarla con él, en realidad lo había disfrutado bastante, desde su pequeño tiempo a solas con Taeyong de camino a su casa, hasta el resto de la mañana que se la pasaron los cuatro encerrados en su habitación, jugando y recordando mucho de lo que habían pasado desde que se conocieron; y por supuesto, también había disfrutado como nunca la tarde con su familia, nunca había notado lo mucho que le habían hecho falta hasta ese momento.
Y bueno, ahora iba a finalizar su día con sus mejores amigos, bailando y bebiendo en el club frente al que se encontraban en este momento, el que Ten había escogido, por supuesto. Se podía escuchar la música y el ruido de la gente desde afuera, lo que motivo a Doyoung un poco más, parecía que el ambiente era bueno y ahora todo lo que quería era terminar su día cansado de tanto bailar y lo suficientemente borracho como para que caminar apenas fuera posible.
El tailandés finalmente se acercó a la entrada, intercambio algunas palabras con el guardia de seguridad y después de un momento, este les permitió la entrada. Ten y Taeyong fueron los primeros en ingresar, subiendo las escaleras hasta llegar al lugar que se encontraba ya bastante lleno de gente para la hora, apenas iban a ser las ocho, los mismos comenzaron a adentrarse entre la gente, con el fin de llegar hasta la barra y conseguir sus primeras bebidas de la noche. Jaehyun tomó su mano y comenzó a seguir a los otros dos, serpenteando entre las personas que ya se encontraban bailando por todos lados. En una de las esquinas del lugar, Doyoung logró ver una mesa desocupada, por lo que tiró de la mano del más alto para obtener su atención, una vez que la tuvo señalo en dirección a la mesa y cambiaron su camino hacía ella, donde Jaehyun lo dejo un momento, en lo que iba a buscar a Taeyong y Ten.
No paso mucho cuando los tres chicos aparecieron de nuevo en su campo de vista, llevando con ellos sus bebidas. Finalmente llegaron a la mesa, tomando asiento y pasándole su trago.
- Hay que iniciar la noche brindando por el cumpleaños de mi chicle, nuestro precioso e ingenuo Doyochi. ‒ Comentó Ten, con el tono de voz más alto que pudo, para hacerse escuchar, incluso sobre el estridente ruido de la música. Taeyong y Jaehyun asintieron en su dirección y Doyoung no pudo evitar sentirse un poco apenado, nunca sabía cómo reaccionar ante estas situaciones. ‒ Sabes que te amo y que más que nadie deseo que este nuevo año de vida traiga cosas buenas para ti y que se lleve las que no sirven para siempre. ‒ El pelinegro soltó una risa suave y rodo los ojos, sabiendo a lo que el tailandés se refería con aquello último, sin embargo, había decidido no darles tanta importancia a los comentarios de su amigo sobre Johnny el día de hoy. ‒ Salud. ‒ Los cuatro chocaron sus vasos y oficialmente iniciaron su noche.
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Para este momento, Doyoung no tenía ni la menor de idea de cuanto habían bebido, ni de que hora era y mucho menos de en que momento habían abandonado la mesa para trasladarse a la pista de baile, pero se estaba divirtiendo como nunca, bailando con Jaehyun a su espalda y Ten frente a él, los tres riendo y moviéndose al ritmo de la música, Taeyong se había alejado hace un rato de ellos, con la excusa de ir al baño, aunque el pelinegro asumía que se había perdido con alguien por ahí, pues ya había pasado bastante de eso.
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Dulces Heridas [Johndo ]
FanfictionEnvió otro mensaje y continuó llorando en la esquina de su habitación, una vez más. No era su intención lastimarlo, nunca lo era, pero por más que intentaba cambiar, de una u otra manera siempre terminaba haciéndole daño. Era todo lo que tenía, no p...