XIX.

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Taeyong abrió los ojos con dificultad, la cabeza le daba vueltas y todo el cuerpo le dolía como el infierno, pero lo peor de todo era su rostro, ¿Es que acaso se había caído o golpeado con algo? Con mucho trabajo se reincorporó y noto dos cosas, la primera es que en lugar de estar en una cama, estaba en un sofá y la segunda fue que no estaba en casa de Doyoung. Y entonces los recuerdos de todo lo que había pasado por la noche llegaron a el de golpe.

Por supuesto que se había golpeado con algo, más bien, por supuesto que alguien lo había golpeado. Se maldijo internamente por haber sido un idiota, llevaba tanto tiempo guardando sus sentimientos para si mismo, se había prometido no ser egoísta y no decirle a Doyoung nada sobre sus sentimientos, mucho menos mientras que el menor estuviera con Johnny.

Y ahora lo había arruinado, no solo le había confesado sus sentimientos al menor, sino que lo había hecho de la peor manera, muy probablemente le había causado un problema con su novio y peor aún, se había agarrado a golpes con el mismo. Aunque bueno, en realidad el no le había dado ni un solo golpe al estadounidense, este le había puesto la paliza de su vida.

No recordaba mucho después de que Johnny casi lo asfixiara, así que no sabía donde estaba ni como había llegado aquí. Escaneo lentamente el lugar en el que se encontraba y llego a la conclusión de que era la casa de Jaehyun, no había estado en ella muchas veces y la ultima vez había sido hace años, pero estaba seguro de que era el hogar del castaño. Hizo el intento de levantarse, pero una fuerte punzada en la cabeza lo hizo recostarse de nuevo, quizás hubiera sido mejor que Johnny si lo matara, pensó.

Se quedo un rato más recostado, esperando a que alguien apareciera o que el dolor se la pasara, sin embargo, no parecía que lo segundo fuera a suceder muy pronto. Se dedico a pensar en la mejor manera de disculparse con Doyoung en lo que esperaba, sabía que se había equivocado, pero confiaba en que su mejor amigo iba a entenderlo y disculparlo.

Finalmente se escuchó ruido proveniente del piso de arriba, Taeyong rogó con todas sus fuerzas que no se tratara de alguno de los padres de Jaehyun, no quería que lo vieran ese estado, aunque quizás ya lo habían hecho, pensó. El ruido de los pasos bajando las escaleras lo puso nervioso, pero se tranquilizo al ver a Ten entrar a la estancia. El tailandés se veía horrible, pero seguramente el se veía peor, aún así le regalo un intento de sonrisa, que fue correspondida por una mueca del tailandés, que tomó asiento en el sofá frente a él.

- ¿Cómo te sientes? ‒ Le preguntó el más bajito, observando su rostro con una expresión entre el terror y la preocupación.

- Seguramente peor de como veo. ‒ Contesto con una risa floja, misma que fue reemplazada por una mueca de dolor cuando su cabeza punzo de nuevo. ‒ Lo lamento Tennie, no sé qué me paso.

- No es conmigo con quien tienes que disculparte, además, creo que ya te dieron una lección, estoy seguro de que nunca vas a volver a ser tan idiota después de eso. ‒ Dijo señalando su rostro y poniéndose de pie para dirigirse a la cocina. Taeyong se sintió aún más tonto si es que eso era posible.

Suspiro e intentó incorporarse una vez más, logrando quedar completamente sentado en esta ocasión. No sabía como es que eso era posible, pero podía jurar que incluso el cabello le dolía. Esta vez noto también la molestia en la garganta, cortesía del alto estadounidense. Ten regreso a la sala, con una toalla y una bandeja de hielo. Se acomodo junto a él y envolvió un poco de hielo en la toalla, para después ponerla en su pómulo derecho. El peliblanco gimió complacido ante la sensación del hielo contra su rostro magullado.

- ¿Jaehyun y sus padres aun no despiertan? ‒ Preguntó el coreano, sosteniendo el hielo contra su rostro y siguiendo a Ten, quien iba de regreso a la cocina.

Dulces Heridas  [Johndo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora