XIV

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Fuertes gemidos y lloriqueos llenaban la habitación. Si le preguntaban a Doyoung, el diría que nunca se había caracterizado precisamente por tener un libido muy alto. Su primera vez fue cuando él tenía 15 años y después de eso había tenido sexo tres o cuatro veces más y no se había vuelto loco al respecto, se sentía bien, era placentero hasta cierto punto, pero a su parecer la gente hacía demasiado escandalo al respecto. Incluso llego a pensar que quizás era asexual, pero rápidamente lo descarto, si lo fuera probablemente no lo habría disfrutado ni un poquito o simplemente no hubiera logrado llegar a ello. Al final llego a la conclusión de que solamente no lo necesitaba tanto como tras personas.

Por el mismo motivo, el era consciente de que las veces que lo había hecho no había mostrado tanto entusiasmo en el momento. Uno de los chicos con los que se había involucrado incluso lo había acusado de parecer un muerto, reclamándole lo poco motivante que era su silencio. Por lo que en este instante, Doyoung se sentía sorprendido por lo ruidoso que estaba siendo y más aún, por la manera en la que sentía al estar debajo de Johnny.

Caliente, jodidamente caliente era como se sentía justo en ese momento. Si Doyoung era completamente sincero, no tenía ni la menor idea de en que momento habían dejado la sala y se habían trasladado a la habitación. Podía sentir a Johnny entre sus piernas, los labios rellenitos dejando besos húmedos sobre su cuello y una de sus grandes manos deslizándose a lo largo de su muslo. Pequeños gemidos escapaban de sus labios, las caricias y besos de Johnny solo continuaban aumentando su temperatura corporal si es que eso era posible.

- Johnny. ‒ Gimió bajito, aferrando sus manos a la espalda del mayor, quien estaba muy ocupado succionando algunas marcas en su cuello. Antes de Johnny no era consciente de lo sensible que era en aquella zona, era toda una sorpresa. El castaño se alejo un poco de su cuello, solo para reclamar sus labios en un demandante beso, que lo dejo temblando bajo el cuerpo más grande. Tras unos minutos más besándose, Doyoung intentó tomar el control de la situación, girando sus cuerpos para esta vez quedar el a horcajadas sobre Johnny, quién posicionó sus manos en su cintura, presionándolo hacia abajo para crear fricción con sus caderas y sacando un fuerte gemido del pelinegro. ‒ John, otra vez. ‒ Pidió, pero fue ignorado por el mayor, en su lugar, Johnny volvió a girarlos, regresándolos a su posición original y dejando algunos besos en las mejillas del menor.

- Mi dulce Doyoung. ‒ Susurró Johnny mientras una de sus manos se colaba bajo la sudadera del pelinegro, acariciando la suave piel de su torso, recorriendo delicadamente su abdomen, hasta llegar a su pecho, rozando sus pezones y logrando un estremecimiento por parte del más bajito. ‒ Mío, todo mío. ‒ Detuvo sus caricias y regreso sus manos al borde de la prenda, tomándolo y tirando de ella hacía arriba, el pelinegro se enderezo para poder pasar la sudadera por su cabeza, aventándola por ahí en cuanto abandono su cuerpo. ‒ Eres tan bonito, tan dulce, tan mío. ‒ Doyoung miro a los ojos a Johnny y todo lo que pudo ver en ellos fue adoración, lo hizo sentirse cálido por dentro, tan amado y deseado. Había tenido algunos problemas de autoestima el ultimo año, pero parecía que todo eso se había esfumado con solo una mirada de el castaño, se sentía feliz y se sentía como el chico más afortunado del universo. Era verdad que Johnny tenía algunos defectos, pero todos los tenemos ¿No? Lo importante es que lo amaba, se lo estaba demostrando en este preciso momento y era todo lo que Doyoung necesitaba.

Johnny se deshizo también de su propia sudadera, dejando su trabajado torso al descubierto y justo después se deshizo también de sus pantalones, siendo imitado por el menor, ambos quedando solo en ropa interior, dejando a la vista sus crecientes erecciones. Doyoung recorrió lentamente con la vista el cuerpo del castaño. Perfecto, era todo en lo que podía pensar, Johnny era perfecto, era perfecto y caliente; y era su novio. De entre todos los chicos y chicas que seguramente habían buscado algo con el mayor, lo había elegido a él, lo estaba mirando a él, lo deseaba a él, solo a él.

Dulces Heridas  [Johndo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora