Había días en los que Doyoung había comenzado a sentirse fuera de sí, se lo atribuía por supuesto al cambio tan grande en su rutina y por supuesto, en su vida. Paso de estar todos los días corriendo de un lado para otro con sus clases, el trabajo, sus escapadas con Ten y las salidas con Jaehyun a permanecer todo el día, todos los días en su casa. Claro, también salía algunos días con Johnny; visitaba a Jaehyun una vez a la semana en su facultad y Ten seguía yendo todos los días a visitarlo, pero eso no parecía ser suficiente y lo peor de todo es que a pesar de que sabía que no era suficiente, tampoco tenía los ánimos para cambiarlo.
Un par de lágrimas traicioneras abandonaron sus ojos, las cuales seco rápidamente con la manga de su suéter. Estaba cansado de llorar, pero a veces no podía evitarlo. No recuerda haber sido tan llorón nunca en su vida, ni siquiera cuando se fue de casa recuerda haber llorado tanto y eso lo hace sentir aun más abrumado, ¿Por qué lo que paso lo afecto tanto? Todo lo confunde demasiado, aun así, fuerza una sonrisa en su rostro, tiene que comenzar a avanzar, la gente entra y sale de nuestras vidas todo el tiempo, no puede seguir estancado y aun más importante, no puede seguir haciéndole esto a Johnny.
Si Johnny se enterara de que solo ha estado fingiendo sentirse mejor estaría muy decepcionado y peor aún, seguramente lo heriría y Doyoung no quiere hacerlo, odia lastimar a Johnny, porque el americano es demasiado bueno con él y sobre todo lo ama, lo ha perdonado tantas veces que Doyoung teme el día que su novio no pueda hacerlo de nuevo y decida dejarlo.
Aun sin muchas ganas decide que no puede quedarse toda la mañana tirado en su cama, por más que quisiera, así que se levanta para dirigirse al baño y comenzar con su día. Se tomó su tiempo para bañarse, porque como quiera no es como que tenga mucho que hacer y cuando finalmente salió se sintió un poco mejor. Seco su cabello frente al espejo de su habitación, puso toda su atención en ello, hasta que las finas cerdas de los pinceles sobre su mesa de noche captaron su atención.
Después de su completo fallo el primer día que había intentado pintar de nuevo regreso todo a la caja en la que había estado guardado durante tanto tiempo, pero dejo aquel juego de pinceles fuera, no sabía que hacer con ellos, no quería conservarlos más, pues lo ponían melancólico, pero a la vez era una de las pocas cosas que le quedaban relacionadas a su "enfermedad". Dudoso, tomo asiento sobre el suave colchón y estiro su mano, tomando el juego de pinceles entre sus manos, acariciando las suaves cerdas con cuidado. Sintió su corazón estrujarse, pero no podía conservarlos, solo lo continuaban deteniendo.
Negándose a seguirlos mirando y sosteniendo salió de la habitación, dirigiéndose apresuradamente hacia la cocina, retiro sin prestar mucha atención la tapa del basurero y los tiro dentro, ¿Qué pensaría Taeyong si lo viera? ¿Le dolería tanto como a él? Comenzó a dar vueltas por la cocina, se sentía tan culpable, por deshacerse de los recuerdos de Taeyong, por tener que haberlo sacado de su vida, pero sobre todo, por seguir pensando en ello cuando le prometió a Johnny no hacerlo.
Llevo ambas a manos a su cabeza, tirando con algo de fuerza de su propio cabello, ¿Por qué todo tenia que ser tan complicado? O más bien, ¿Por qué había tenido que complicarlo tanto? Todo le daba vueltas y la presencia de los pinceles en el basurero lo estaba molestando más de la cuenta, gritándole lo malo que era tanto para Taeyong como para Johnny, no podía soportarlo más. Sin pensar demasiado tomo el encendedor de su alacena y lo arrojo prendido dentro del basurero, el cual empezó a arder de inmediato.
Vio las llamas crecer rápidamente y suspiro aliviado, recargando su espalda contra la barra y dejándose caer, se había acabado, no más, iba a continuar, iba a ser el más feliz junto a Johnny, porque Johnny era lo único que necesitaba para ser feliz. Cerro los ojos, sintiéndose por primera vez tranquilo en días.
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Dulces Heridas [Johndo ]
FanfictionEnvió otro mensaje y continuó llorando en la esquina de su habitación, una vez más. No era su intención lastimarlo, nunca lo era, pero por más que intentaba cambiar, de una u otra manera siempre terminaba haciéndole daño. Era todo lo que tenía, no p...