Jaehyun removió suavemente el oscuro flequillo de la frente de Doyoung y se tomo unos segundos para poder observarlo, definitivamente la situación lo había desgastado bastante, porque cayó dormido solo un par de minutos después de que abordaran el taxi. Llevaba tanto tiempo de conocerlo y aun así nunca lo había visto como el día de hoy, se veía tan frágil que le partía el corazón.
Con un poco de nostalgia recordó el momento en el que se conocieron.
Ambos tenían 13 años y el era nuevo en la escuela, pues acababa de mudarse. Recuerda que fue en su primera clase, era de química, estaba muy nervioso porque no conocía nadie y tenía que esperar a que la profesora le asignara un lugar en una mesa del laboratorio, pero para eso primero tenían que llegar todos los demás y ver que lugar quedaba libre, así que con nervios y todo se mantuvo de pie junto a el escritorio por cerca de 15 minutos. Y entonces lo vio, al final de la fila de mesas que se encontraban frente al escritorio, era un chico, probablemente unos centímetros más bajo que el, con el cabello más negro que hubiera visto en su vida, unos extraños, pero muy bonitos ojos cafés enmarcados por unos grandes lentes cuadrados y una piel, casi tan extraña como sus ojos. No estaba seguro si era algún efecto brindado por la sudadera negra que portaba el chico o si realmente su tono de piel era extraño, era pálido, no en exageración, pero había algo, en el subtono de su piel tal vez, que hasta la fecha a los ojos de Jaehyun hacia lucir a su pequeño amigo extraño. Sin embargo, lo que más había llamado su atención era la cara de espanto del chico, parecía que acababa de ver un fantasma. Eso y el hecho de que el único lugar que continuaba vacío se encontraba junto a él.
Tal como lo imaginó, le asignaron el lugar junto a el pelinegro. Quién apenas le dirigió una mirada durante toda la clase, el por supuesto intento hacerle platica, se presento y le pregunto por su nombre y alguna otra cosa respecto a la escuela, pero no consiguió mucho más que algunos monosílabos en respuesta. Grande fue su sorpresa cuando justo cuando se encontraba a punto de caminar a la salida del laboratorio, el pelinegro le ofreció que se sentaran juntos durante el descanso, para que no lo pasara solo.
Así fue como conoció a Taeyong también, quien era un año más grande que ellos y era el mejor amigo de Doyoung. Fue el mismo mayor quien se encargo de decirle que Doyoung era muy nervioso y tímido; y que tratar con personas nuevas siempre lo terminaba estresando, así que por eso parecía tan espantado cuando reparo en el hecho de que iban a sentar al chico nuevo junto a él. Por lo mismo Taeyong le mencionó que lo había tomado por sorpresa que lo invitara a sentarse con ellos, pues esa no era una actitud usual en el pelinegro.
Y eso lo hizo sentirse especial, especial porque conforme fue conociendo a Doyoung se dio cuenta de que el efectivamente era muy tímido, nunca tomaba la iniciativa de hablar con nadie, de hecho, el no mantenía tampoco conversaciones con muchas personas, a menos de que fuera estrictamente necesario y mucho menos iba por ahí invitando a gente a que se sentara con el durante sus descansos. Ese sentimiento lo llevo a decidir no despegarse del pequeño pelinegro con cara de conejo, todo el tiempo se la pasaba gravitando alrededor de el y cada día sentía más la necesidad de protegerlo de todo el mundo, de cuidarlo.
El taxi finalmente se detuvo frente a el edificio del pelinegro, quien seguía dormido. Jaehyun no quería despertarlo, pero no había manera de que lo bajara del taxi sin despertarlo, por lo que pago al conductor y sacudió ligeramente a su amigo, hasta que este entreabrió los ojos, aun adormilado.
- Do, ya llegamos, hay que bajar. ‒ Obtuvo un asentimiento del más bajo, quien se incorporo inmediatamente.
- Ya voy. ‒ Susurró Doyoung y el salió del auto, para ayudar al otro a bajar. Una vez que los dos estuvieron en suelo firme el taxi arrancó y el pelinegro se volvió a abrazar a el como si su vida dependiera de ello, podía escucharlo comenzar a sollozar una vez más, por lo que no lo interrumpió y solo lo sostuvo contra su cuerpo.
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Dulces Heridas [Johndo ]
FanfictionEnvió otro mensaje y continuó llorando en la esquina de su habitación, una vez más. No era su intención lastimarlo, nunca lo era, pero por más que intentaba cambiar, de una u otra manera siempre terminaba haciéndole daño. Era todo lo que tenía, no p...