Las ojeras me pesan casi tanto como la espalda. O me estoy inmunizando a la cafeína o tarda demasiado tiempo en hacer efecto. Camino siguiendo el mapa en el móvil mientras arrastro con la otra mano la pesada maleta de maquillaje. Las ruedas traquetean con la acera y la gente me mira al pasar, me pone nerviosa llamar la atención. Los edificios se quedan atrás y llego a una zona de naves industriales. Parecen latas enormes, blancas y grises, cada una con un número medio borrado al lado de la puerta. Reviso los papeles y sigo caminando hasta encontrar la 34. Por un momento pienso que me he equivocado de sitio pero un coche aparca unos metros más atrás y, al ver a los hombres que bajan de él, sé que es aquí. Siento cómo una bola de nervios se forma en mi estómago.
Will Santes me saluda con la mano mientras se acerca. Su sonrisa es contagiosa y apacigua un poco el incómodo cosquilleo bajo mis costillas.
- ¡Hola! - me da un intenso apretón de manos e intento concentrarme en él y no en su amigo, que llega justo después - Tú debes ser Gala. Bienvenida.
- Gracias señor Santes - suelto con un hilillo de voz.
- Llamame Will, ¿cuántos años crees que tengo? - bromea haciéndose el ofendido y se dirige a la puerta de la nave.
Mencuentro casi de frente con Adam quien, a diferencia de su compañero, no sonríe y me saluda con un leve asentimiento de cabeza. Pensaba que Lola y yo éramos diferentes pero estos dos se llevan el premio.
Al entrar parece que accedemos a otra dimensión. El lugar es inmenso y está repleto de colores, el ambiente es parecido al de plató de rodaje solo que aquí hay mucho más material y una infinidad de sets. Will me hace un gesto con la mano y le sigo mientras me explica el trabajo.
- En el tercer pasillo están los decorados de hoy, en cada uno verás un cartel que indica la década que representa y los modelos que se le han asignado.
Señala el rectángulo blanco que hay al pie del primer set donde pone "años 20: Paula Maya y Marcos Cano". Predomina el color dorado y unas enormes cortinas negras marcan el centro. El suelo está lleno de plumas blancas y flores. En un primer momento lo veo algo exagerado pero recuerdo algunos anuncios de colonias y, de repente, no me parece nada pomposo.
Pasamos por los años cincuenta, una explosión de globos, colores pastel y un suelo de ajedrez. En los ochenta hay luces de neón y fluorescentes. Del techo de los noventa cuelgan cientos de muelles de colores y todas las paredes están llenas de graffitis.
Esto es increíble. Cada cubículo está decorado al detalle y con muchísimo cariño, la persona que esté detrás de 0esto tiene todo mi respeto.
- Aquí a la vuelta - Will señala un último espacio - es donde vas a trabajar. Hay una persona que supervisará los maquillajes y dará el visto bueno antes de grabar. Los modelos no llegan hasta dentro de media hora, puedes instalarte con calma y dar otra vuelta por los sets para inspirarte. Si necesitas cualquier cosa avísanos a Adam o a mí, estaremos por aquí.
Le doy las gracias consciente de la sonrisa de niña que me tensa toda la cara desde que hemos visto el primer set. Cuando me quedo sola contemplo maravillada el tocador lleno de material, los espejos con iluminación, los focos y las mesas auxiliares. Hoy todo esto es para mí y tengo que sentarme un momento para asimilar la situación. Esto sí que es lo que buscaba cuando empecé a estudiar maquillaje.
Saco el móvil y me hago una foto en el espejo asegurándome de que se ve toda la estancia a través. Se la mando a mi madre y entro en la conversación con Lola. Me apetece muchísimo compartir mi emoción con ella pero no sé de qué humor estará, ayer parecía realmente molesta y no hemos vuelto a hablar desde que se fue casi sin mirarme. Pienso en Kat y cierro la conversación, le mandaría la foto a ella pero está empeñada en usar un móvil de los antiguos de prepago así que recuerdo sus palabras de anoche y cojo fuerzas para enfrentarme a este proyecto.
Los primeros modelos son de los años cincuenta. La supervisora me indica que tengo solo veinte minutos con cada uno y me apresuro todo lo que puedo haciéndolo lo mejor que sé. Cuando termino ambos maquillajes, da el visto bueno y los modelos se van dejando el espacio libre para los siguientes. Disfruto la mañana trabajando rápido y sin percances. En un par de diseños, la supervisora me pide que matice un poco más la piel o intensifique algún color, pero acepta mis diseños e incluso elogia tres de ellos.
Al terminar me siento y el cansancio invade mi cuerpo ahora que puedo relajarme, no me había dado cuenta del hambre hasta ahora y me suena el estómago justo cuando miro al espejo. Veo a Will y Adam reflejados, sentados en el borde del cubículo de maquillaje y me sobresalto al descubrirlos ahí.
Will suelta una carcajada sin vergüenza y me parece ver un leve movimiento en la comisura de Adam, creo que es la primera vez que le veo y no tiene pinta de querer insultar a nadie, de hecho, parece hasta relajado.
- Unos maquillajes brutales - dice Will levantándose de un salto - y quince minutos antes de lo previsto. Enhorabuena. Estás a tiempo de ver un poco del rodaje de los noventa, ¿vienes?
- ¡Claro!
Me dirijo hacia ellos emocionada por ver mis diseños en acción. Al pasar cerca de Adam siento cómo mi cuerpo se tensa y estoy a punto de darle la espalda cuando escucho su voz.
- Buen trabajo.
Me quedo clavada mirándole y él rompe el contacto visual casi al momento. Le sigo hasta el set donde están grabando sintiendo un montón de chispas en mi mente. El comentario de Adam me ha gustado más de lo que quiero reconocer y la emoción se mezcla con la rabia. Sigo enfadada por cómo me habló la primera vez. Quizá no sea un completo imbécil al fin y al cabo, pero tampoco es de ser muy buena persona el humillar a otra. Intento aparcar mis pensamientos y disfrutar del espectáculo que se está formando dentro del set de graffitis. Las dos modelos llevan patines y es de admirar cómo juegan con ellos en un espacio tan reducido.
Cuando todo termina, me dirijo de nuevo al set de maquillaje y recojo mis cosas. Como siempre, me falta espacio al volver. Sabía que iba a ocurrir así que despliego una de mis bolsas de tela de emergencia y meto varias cosas dentro. Ahora sí cierra la maleta. Al salir, Will se acerca a mí alargando un brazo. Pienso que va a darme la mano como por la mañana pero me sorprendo al ver que me envuelve en un abrazo corto pero amistoso.
- Bueno, Gala, ha sido un placer. Yo me quedo por aquí pero espero verte muy pronto, has trabajado genial.
- Muchas gracias por todo - sonrío sinceramente -, tu confianza me ha ayudado mucho.
En el momento en que se va me doy cuenta de que Adam ha estado todo el rato esperando apoyado en el set. Pienso en si tendría que irme directamente o debería decirle algo. Antes de que haga ninguna de las dos cosas, se incorpora y me habla con voz calmada y algo más amable que las otras veces.
- Vamos, puedo acercarte a donde necesites.
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¡Prevenidos!
Romansa¿Qué ocurre cuando descubres que tu amor platónico no tiene nada que ver con lo que habías imaginado? Una joven en busca de su propio camino. Un hombre perdido que necesita que lo encuentren. La eterna lucha entre mente y corazón que nunca acaba bie...