Polnareff se levantó poco después de que Jotaro se fuera. Se dirigió al comedor donde Joseph y Holly hablaban tranquilamente. Discutían sobre el divorcio.
-Holly, hazme caso. Reclama la mitad del dinero y la casa.
-Pero papá, esta casa ha pertenecido a su familia durante generaciones. No puedo hacer eso...
El hombre suspiró. En ese momento se dieron cuenta de la presencia del francés y cortaron la conversación rápidamente.
-Siento haberos interrumpido.
-Oh no, todo lo contrario. Prefiero no hablar sobre estas cosas... Pero mi padre es muy pesado.
-¡Ey!
-Si me lo permites, Holly, no entiendo cómo alguien como tu esposo, podría haber hecho algo así. Eres una mujer excelente y de una belleza extraordinaria. Cualqueira quisiera tenerte como esposa.
Holly río.- Pero que halagador. Tendras hambre, anda, come todo lo que quieras, al fin y al cabo eres el último que queda por desayunar.
-Muchas gracias.
Polnafeff comenzó a desayunar.
-Bueno, yo iré a ocuparme de la casa.
La mujer se levantó, escaqueandose de la conversación que estaba teniendo con su padre. El se dio cuenta de lo que intentaba.
-¡Espera! ¡Vuelve! ¡HOLLY! ¡No hemos terminado de hablar! Aghh...
No tuvo más remedio que rendirse y dejarla ir. El comedor se quedó silencioso y lo único que se oía era el sonidos de las boles y cubiertos chocandose mientras el francés comía.
-Hoy me gustaría ir a visitar la ciudad. ¡Estamos en Japón! Sólo un tonto dejaría pasar la oportunidad de hacer un poco de turismo.
-Aghh... No quiero saber nada de este horrible país. Pregúntale a Avdol, el aparece estar interesado en su cultura.
Cuando el peliblanco terminó de desayunar, se dirigió a buscar al egipcio. No fue mi difícil rastrearlo, ya que como el esperaba se encontraba el la biblioteca de la casa.
-¿Has encontrado algo interesante?
-Que no, aquí hay de todo. Incluso adivinación japonesa. Puede que me pueda ayudar a ensanchar mis conocimientos.
-Pareces muy interesado en Japón.
-Bueno... Realmente no mucho más de lo que estoy de otras culturas. Pero esque Japón junto a todos los países de Asia, tienen una manera de pensar muy interesante. Cada pequeña cosa es como un ritual sagrado. Me recuerda a mi país.
-Sabes, hoy no tengo mucho que hacer, así que pensé en hacer un poco de turismo por la ciudad. Quizás te gustaría unirte.
Antes de contestar, cerró el libro.- Me parece una muy buena idea. Déjame prepararme.
Los dos volvieron a sus habitaciones para preparase. Cuando ya tuvieron listo todo lo que creeian necesitar, se despidieron del resto y se dirigieron a explorar la ciudad. Fue difícil comunicarse con la gente para pedirles indicaciones, pues Polnareff no hablaba nada del idioma y Avdol solo sabía lo muy básico, por suerte pudieron arreglarselas. Visitaron varios templos, y feron a un museo arqueologico famoso de la ciudad donde se encontraban multitud de objetos históricos del país que contaban historias de guerras, reinados, dinastías, tradiciones y muchas cosas más. Cansados por andar de un lado para otro y con sus estómagos rugiendo ferozmente, decidieron parar para comer. Cerca del museo se encontraba un restaurante de comida típica del país, enfocado a los turistas. Una técnica de marketing inteligente, ya que así los turistas no tendrían que ir muy lejos para buscar un restaurante y no dudarian en comer allí. Ellos fueron más inteligentes y buscaron un establecimiento más local, ya que se veía de lejos que el otro restaurante tendría precios muy elevados. Andando un poco encontraron otro restaurante más pequeño y decidieron comer en el. Polnafeff pidió katsudon y Avdol una sopa de miso. El egipcio comía tranquilamente, saboreando su plato sin prisas, en cambio, el francés comía con ansias. El contrario no podía evitar observarle con gracia.
-Aveces puedes ser como un niño.
-¡Oye! Llevamos horas andando por un lado para el otro. Tengo hambre y en serio no sé si este restaurante es el mejor del mundo o es que mi cansancio está haciendo que esté más rico de lo que en verdad esta, pero lo estoy disfrutando como nunca.
-Si, la verdad es que está muy rico. Oye, ¿Porqué viniste tu también?
-Pero si ya lo dije. Le debo mucho a Dio y no podía permitir que se arriesgará a ir solo, aunque con el tiempo se haya convertido en un esperto en ocultarse, cualquier cosa puede terminar mal. Y siendo sincero, tenía la esperanza de hacer un poco de turismo, jaja. ¿Y qué hay de ti?
- Lo mismo que tú, sabes que me llevo muy bien con el señor Joestar.
Lo que habían dicho era verdad, o al menos lo que había dicho Avdol era verdad. Ya que Polnareff no había sido sincero del todo. En un principio Dio iba a venir con un miembro de la fundación cualquiera, ya que la presencia de otro usuario no era necesaria. Sin embargo, cuando escucho quien acompañaba al señor Joestar, su opinión cambio drásticamente. El y el egipcio no se llevaban bien al principio, sus personalidades podían chocar a veces, pero no tuvieron más remedio que hacer varias misiones e investigaciones juntos. Al final no tuvieron más remedio que llevarse bien. Y con el tiempo, el francés pudo apreciar mucho más la personalidad sabía y confiada de Avdol, que con el tiempo se convirtió en algo más que compañeroa para el. Sin embargo el no tenía intención de revelar sus sentimientos, aunque si podía aprovechar cualquier oportunidad para trabajar junto al egipcio, como fue en este caso, la aprovecharía.
Cuando terminaron la comida, salieron del restaurante y se dispusieron a pensar en que podian hacer. Como si la comida les hubiera borrado la memoria, todas las ideas que tenían para hacer aquel día desaparecieron. Después de discutir que querían hacer mientras deambulaban por las calles, esperando encontrar la respuesta en algún rincón, efectivamente la encontraron.En la lejanía observaron un estadio decorado con banderines. En ellos se podían observar a luchadores de sumo. No era difícil intuir que en aquel estadio estaban teniendo una de esas batallas. Curiosos por el extraño interés que parecían tener Kakyoin y Jotaro, fueron ha ver. Polnareff no podía evitar reír por el descomunal cuerpo de los luchadores. Avdol le regaño pues era una falta de respeto, pero al final el también terminó riendo. Si no fuera por lo enfocados que estaba el resto en ver la lucha y sus fuerte gritos, se hubieran dado cuenta de sus risas y seguramente hubieran terminado hechandolos. Al final ellos también terminaron entendiendo porque a los dos jóvenes les gustaba tanto, no podían evitar comentar entre los dos quién pensaban que ganaría y junto al resto los animaban. Cuando todo terminó y salieron, ya estaba anocheciendo. Decidieron dar por terminado aquel día y volver a la casa.
-¡AGHH!¡No me puedo creer que no ganará!
Avdol río ligeramente.
-Si que fue inesperado, pero aveces pasan estas cosas.
-¿Puedes dejar de actuar como si fuera un niño? Sólo soy un par de años menor que tú.
-Tienes razón pero, a veces puedes ser tan adorable.
Polnafeff al escuchar la frase no pudo evitar ponerse como un Tomate ¿En serio pensaba que era adorable? ¿Era esa una señal? Avdol tardo en darse cuenta de lo que había dicho, pero cuando lo hizo el también se sonrojo.
-¡No, no! Yo no quería decir eso. Quería decir que podías ser adorable como un niño pequeño. ¡No! Quería decir-
Polnafeff lo interrumpió.- Sabes yo también soy serio ¿Sabes?
Cuando el egipcio lo miró, pudo ver como el contrario miraba al suelo aun sonrojado y con un expresión de berrinche. Avdol sonrió ante aquello.
-Tienes razón. No quería llamarte infantil, lo siento.
-Esta bien.
Después de aquello, se formó un silencio muy incómodo en el que ninguno podía mirar al otro. Por suerte, finalmente llegaron a la casa. El egipcio estaba a punto de decir algo pero fue interrumpido por Polnareff.
-¡Tengo que hacer cosas! Nos vemos en la cena.
El francés habló con rapidez y nada más terminar de pronunciar la última palabra, se encaminó a entrar en la casa rápidamente, sin dar tiempo al contrario a reaccionar.
-Hasta luego...
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Un poquito de Avpol joder por supuesto.
También quiero añadir que no hos preocupéis, Iggy ya saldrá, no me he olvidado de el.
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Enamorando a un Kujoh(Jotakak)
Fanfiction⚠️ Tercera parte de Enamorando a un Joestar ⚠️ Podemos decir de todo sobre Jotaro excepto que es normal y amable. Grosero, bruto y frío, no dudaría en golpearte si lo molestas, y si eres una mujer, te insultaria. Además de que últimamente le esta pa...