Una visita inesperada

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-Entones ¿usted es el tatarabuelo de Jotaro? Vaya... Los Joestar no dejan de sorprenderme...

Todos se encontraban en el salón de la gran casa. La puerta deslizante estaba abierta y se veía la luna desde el exterior. Todos estaban sentados sobre el suelo de bambú rodeando una mesa redonda que estaba colocada en el centro de la habitacion. Apenas cabian todos.Kakyoin y Dio conversaban tranquilamente como si fueran amigos de toda la vida, mientras que el resto los observaban confundidos. Y quien podria culparlos, el vampiro era tan reservado que apenas salia de casa. Solo salia para ejercer como abogado, pero esos dias pasaron hace mucho tiempo y ahora solo se dedicaba a ver los avances que habian hecho en la Fundación Speedwagon y a visitar a su marido. Todo aquello era incluso mas chocante para el joven Kujoh, quien en su vida habia visto a aquel hombre rubio y en cambio, alguien que a penas unos dias se habia envuelto en aquel drama, parecia conocerlo perfectamente.

-¡Oh my god! Nunca pensé que conocieras a mi abuelo Kakyoin. En serio, creo que merezco una explicación.

-Este es el chico del que te hable, el que conoci en egipto mientras investigabamos la flecha. El nos fue de mucha ayuda para indagar en los misterios de los stands.

-Pero si fueron ustedes quienes me ayudaron. Yo ni sabia que era mi Hierophant Green, y gracias a vosotros descubri que no era el unico con este peculiar poder. Lo que era unas simples vacaciones a egipto, se convirtieron en unas fascinates dos semanas en las que me conoci mejor a mi mismo y me senti parte de algo. Nunca podre agradecerselo lo suficiente.

-Agh... Otra vez con tu sentimentalismo. Guardate esas palabras para tu madre, Kakyoin.

-Veo que usted tampoco ha cambiado.

A pesar de todo Kakyoin seguía con una sonrisa en su boca.

-Ahora que ya hemos terminado con los viejos encuentros.¿ Puedo saber que mierda haces en mi casa? ¿Y quien coño es ese hombre?

-Jean Pierre Polnareff a su servicio. Soy parte de la fundación y un usuario de stand. Tu tatarabuelo me ayudó a encontrar al desgraciado que mato a mi hermana y acabar con el. En agradecimiento, he decidido acompañarlo para ayudarle con su encubrimiento.

-Entonces tu eres Jotaro, ya veo... Como ya debes saber, soy tu tatarabuelo. Siento no haber estado presente en tu vida, quizás algunos de mis consejos te hubieran servido para ser un hombre en condiciones, pero bueno... Yo simplemente me quería asegurar de estar al corriente de cualquier cosa nueva que descubrieras y que no me ocultarais nada. Al fin y al cabo el mejor trabajo es el que lo hace uno mismo. Además, de esta manera podría hacerle una pequeña visita a mí bisnieta y conocer a mí tataranieto, que ya era hora.

Con lo poco que había visto de aquel hombre, al adolescente ya le había caído mal. La manera en la que hablaba y se movía, daba la sensación de que se creía ser superior a los demás.

-Pues para tu información, hubiera estado mejor que no hubieras venido. No necesitamos tu ayuda ni la de tu sirviente. Además, parece que no estás cómodo aquí. ¿Acaso esta casa no es lo suficientemente grande para un hombre como tú?

-¿¡Si-sirviente!? ¡Como te atreves!

A pesar de las quejas de Polnareff por la manera en la que Jotaro se había referido a el, nadie le prestó atención y Joseph empezó ha hablar, dejándole en claro al francés que a nadie le importaba.

-Si, yo también pienso igual que el. Es peligroso salir a la calle y mas ir a un país tan lejano. Te podrían haber descubierto, o peor, podrías haberte quemado.

-¿Así recibes a tu abuelo? ¿Que ha pasado con el adorable niño que se lanzaba a mis brazos cada vez que lo veía?- Se podía escuchar un claro tono de burla en su voz y su sonrisa pilla lo confirmaba.

Enamorando a un Kujoh(Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora