Todo está bien

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Para muchos la vida universitaria seria un gran cambio del bachillerato(atte: alguien que no ha ido a la universidad ni ha hecho bachillerato), sin embargo para nuestros protagonistas el cambio no fue tan brusco. Como en el capitulo anterior comentábamos, la vida en el Asia oriente es muy diferente a la vida occidental. Uno de los ejemplos mas claros de esto seria la educación, ya que no es sorpresa de nadie que en países como Japón, la enseñanza es mucho mas estricta debido a que este país hace mucho énfasis en el trabajo duro para ser exitoso en la vida. En cambio en el occidente, la obligación estudiantil, aunque no deseo menospreciarla, no llega a tan altos niveles para asegurarse que sus jóvenes tengan notas sobresalientes, o al menos, los requisitos para llegar a esta puntuación no son tan exigentes. (clases de ciencias sociales con Leviathan_06) Es por esto que Jotaro y Kakyoin no están sufriendo mucho con sus estudios. Por un lado, el pelirrojo ya estaba acostumbrado a estudiar sin descanso para sacar buenas notas, lo que le había regalado estar en el top diez en el ranking escolar. En cambio, Jotaro es un ser que apenas siente o padece y le importa dos rábanos la vida, y de alguna manera tenia notas buenas. Por lo general los dos lo llevaban bastante bien. No les había costado acostumbrarse a la nueva rutina pues se encontraba con muchas similitudes a sus vidas anteriores. Como era el que el pelinegro continuara siendo acosado, como es usual, por toda mujer que se cruza en el camino. A veces el Noriaki se preguntaba cuando comenzó esta tendencia, ya que, incluso hace un año, cuando aun tenia 17, incluso mujeres mayores que el, no le parecían importarle su edad. ¿Acaso era algo que comenzó recientemente o ya era algo que ocurría desde hace años? Su teoría era que comenzó relativamente pronto, ya que creía que estas mujeres estaban atraídas por su carácter de chico malo. Carácter que por lo que le había contado Holly y las fotos de su antigua casa en Japón, fue hace un año o dos. Aun así, era difícil de saber si se trataba por esto o por su aura en general, ya que los hombres de la familia Joestar, parecían tener algo que atraía a las de su sexo opuesto.

Kakyoin no pudo evitar que su mente divagara hacia todas esas preguntas, cuando por sorpresa de nadie, un grupo de chicas universitarias, les comenzaron a seguir al llegar a clase. Cuando una chica intentó regalarle una bufanda a Jotaro, como excusa de que el invierno se acercaba, no pudo evitar fruncir el ceño. Siempre le había parecido cruel la manera en la que su novio trataba a aquellas pobres chicas que solo querían acercarse al chico que les gustaba, pero desde que ocurrió lo de Meiko, cada vez el pelirrojo se sentía mas molesto. No sabia si era molestia por tener que lidiar con tantas chicas desesperadas, celos porque su novio tuviera tanta atención o temor porque se repitiera la misma historia, o quizás era una mezcla de los tres, pero tenia una cosa clara, y era que cada vez se sentía mas y mas frustrado.  ¿Pero que iba ha hacer Kakyoin? ¿Pedirle a Jotaro que las alejara a todas? Jotaro más que nadie quería que le dejaran en paz, pero cuanto más lo intentaba, más se le pegaba como un lapa. ¿Amenazarlas como hizo con Meiko? Eran demasiadas para hacerlo una a una y antes de que se diera cuenta, seguro que una contactaba a las autoridades. Lo único que podían hacer era soportarlo.

Esto hizo que el pelirrojo comenzará a actuar distante con Jotaro aunque no lo hiciera apropósito. Simplemente se encontraba irritable por la situación. El pelinegro no tardó en darse cuenta de su  extraño comportamiento. Noriski no era la pareja más cariñosa y empalagosa. El único apodo que utilizaba era "Jojo" y solo se acurrucaba junto a el, cuando estaban tumbados en la cama, o ponía su cabeza en su hombro cuando veian la televisión. Quizás si no tuvieran miedo de lo que la gente pensaría, le gustaría agarrar su mano mientras andaban por las calles. A pesar de esto, no le fue difícil fijarse en qué ya no le llamaba Jojo y le hablaba y miraba de manera distante. Lo que más le irritaba era que no decía que era lo que le ocurría. Simplemente aseguraba que todo estaba bien o cambiaba de tema.

-¿Que demonios te pasa?

-Nada.

-En serio, Kakyoin. Estoy malditamente harto de tu comportamiento extraño, como si telepáticamente tuviera que saber qur mierda esta mal. Solo dilo.

El pelirrojo solo suspiró y sonrió de la manera más realista que pudo.

-Estoy bien, Jojo. En serio. Solo estoy un poco estresado con la universidad. Es un nivel más alto que el instituto¿sabes? Incluso alguien como yo no puede evitar preocuparse.

Jotaro le miró fijamente por lo nos segundos. No le había terminado de creer pero si no quería decirlo, que iba ha hacer el. Simplemente continuó caminando rumbo a casa. Kakyoin no tardo en seguirle por detrás, quién miraba a las calles de nueva york de manera distraída. Se preguntaba si algún día podrían amarse de manera libre sin miedo que nadie los juzgará. Si fueran por la calle tomados de la mano o fueran más cariñosos la gente les miraría mal? Quizás no siquiera se daban cuenta, después de todo ellos no eran muy empalagosos con el otro. Aun así, estaría bien ir agarrados de la mano por la calle.

Enamorando a un Kujoh(Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora