El despertar de Jonathan Joestar

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Jonathan estaba confundido. No sabia cuanto tiempo habia pasado pero ya hacia muchas horas que se habia despertado. Cuando abrió los ojos una brillante luz lo cegó. Nunca habia visto una vela que podría alumbrar con un color puramente claro y con tal intensidad. Cuando se acostumbró y consiguió abrir los ojos para observar su alrededor, las preguntas solo aumentaron.  Su cuerpo estaba unido a tubos extraños y un pitido extraño no dejaba de sonar. Al lado de su cama habia cachivaches que no habia visto jamás. Mostraban imágenes y de alguna manera mágica estas se movían. Se soltó con rapidez y miedo todos los tubos que tenia unidos a su piel y salió de la habitación. Se encontró con un pasillo totalmente blanco con muchas mas maquinas extrañas. No tardo mucho hasta que se encontró con un hombre de una bata blanca.

-Discúlpeme señor, me llamo Jonathan Joestar. Me preguntaba si podía decirme donde me encuentro.

Cuando el hombre se giro y vio quien era el que le estaba hablando su rostro palideció. Agarro una cajita pequeña de su bolsillo y comenzó ha hablar por ella.

-Atención a todos los trabajadores presentes en la ala sur. Jonathan a despertado. Repito, atención a todos los trabajadores presentes en la ala sur. Jonathan a despertado. 

-¡Oh! ¿Entonces usted me conoce? En ese caso supongo que también conocerás a un tal Dio ¿Verdad? ¿Me podría indicar donde se encuentra? 

No tardo mucho hasta que hombres y mujeres de parecidos ropajes aparecieron andando apresuradamente hacia el. Comenzaron a guiarlo hacia un lugar desconocido para el y ha hacerle preguntas sobre su salud. 

-No se preocupen yo me encuentro bien, de verdad. Solo quiero ver a Dio por favor, si alguien le conoce por favor, les agradecería que lo trajeran. 

Simplemente le contestaron que el rubio estaría allí enseguida y simplemente continuaron con sus preguntas. Llegaron a una sala mas grande que la que donde habia despertado y llena de mas maquinas mucho mas grandes. Algunos de ellos comenzaron a apuntarle con un tubo que soltaba luz hacia sus ojos, cegándole. Otros comenzaron a unirle a los brazos y pechos muchos mas instrumentos médicos, algunos de ellos conocidos para el ingles, otros no. Jonathan comenzó a desesperarse, ver a tanta gente desconocida tocándole sin su permiso y haciéndole una y otra vez las mismas preguntas y sin contestar las suyas, el estar en un lugar desconocido, lleno de cachivaches desconocidos le comenzó a asustar. Intentó soltarse de ellos, cosa que no le costó, sin embargo, no solo no le costó nada, si no que habia provocado que todos ellos salieran volando y chocaran contra el suelo y paredes.

-¡Oh por dios! Lo siento mucho... Yo no quería hacerles daño.

El peliazul comenzó a mirarse las manos asustado. Siempre habia tenido una gran fuerza, sin embargo, la facilidad con la que habia conseguido derribarlos a todos ellos era totalmente inhumano. Entre todo aquel caos, un hombre se le acerco con calma y con los brazos en alto para demostrar que no tenia intención de dañarlo.

-Señor Joestar, soy el doctor Barner. Yo como todos mis compañeros trabajamos en la fundación Speedwagon. De hecho, se encuentra dentro de la sede principal de la fundación. Entiendo que se encuentra confundido pero le prometo que yo y mis compañeros solo queremos ayudarle. Su esposo esta de camino hacia aquí. Tardara un poco en llegar pero le prometemos que estará aquí. De hecho el quiere hablar con usted ahora mismo.

El hombre se alejo y después de unos minutos volvió con lo que asumió que era un teléfono. El tenia no mucho que diez años cuando su padre trajo a la casa lo que el le dijo que era un teléfono. Hacia poco que lo habían inventado y debido al buen estatus que tenia su padre entre los mercaderes tuvieron la oportunidad de verlo a primera mano. Sin embargo aquello era muy diferente a lo que habia visto. El hombre le tendió el auricular del teléfono y el lo sujeto en su mano con duda. El doctor Barner le indicó que se lo pusiera en la oreja y así lo hizo.

-¿Hola?

-¡JONATHAN! ¡Eres tu de verdad! Me alegro tanto de oír tu voz...-Su voz se escuchaba temblorosa.- Jojo... Escucha bien lo que te digo, ahora mismo voy a ir a por ti, pero estoy muy lejos por lo que tardare mucho, tu solo haz lo que te pidan, ellos trabajan conmigo y solo te quieren ayudar. Tu solo espérame ¿Vale?

-¡Dio! ¿Qué esta pasando? ¿Dónde estoy? ¿Dónde estas tu? Me dijeron algo de la fundación Speedwagon ¿Dónde están el y William? ¿Y Erina? ¿Por qué estoy aquí? Estoy muy confundido...

-Jojo... Lo se... Se que esto es mucho e incluso lo será mas cuando te cuente todo lo que ha pasado, pero ahora no te puedo decir nada, hablaremos en persona ¿Vale? Solo intenta tranquilizarte. Confía en mi.

-Bueno... Esta bien... Solo date prisa...Por favor... Te amo...

Dio se quedo en silencio por unos segundos hasta que finalmente contestó.- Yo también Jojo... Yo también te amo. 

Después de eso el auricular comenzó a soltar un pitido y Jonathan se lo devolvió al doctor. Antes de volver a hablar suspiro.

-Bueno... Supongo que podéis continuar con lo que hacíais, solo por favor, no todos a la vez.

Los doctores se lo agradecieron y ahora, con mas delicadeza continuaron con sus pruebas. Después de unas horas, terminaron de examinarle y le guiaron hacia otro lugar. En esta habitación habia sofás y libros. Anteriormente también habia una televisión y una radio, sin embargo, para evitar confundir a Jonathan, Dio les pidió que lo sacaran de la habitación. Es por esto que ahora solo quedaban cosas que pudieran ser familiares para Jonathan. El hombre se paso las siguientes horas leyendo y hablando con diferentes doctores. El se disculpó nuevamente por haberlos lanzado y estos no dudaron en perdonarlo. No mucho después le llevaron comida y el la devoró con ansias. Hasta aquel momento, no se habia dado cuenta del hambre que tenia. Llego un momento en que se comenzó a aburrir. Habían pasado mas de 7 horas y Dio no aparecía. El preguntaba por el, sin embargo, solo recibía un "El esta viajando desde muy lejos por lo que tardara bastante, pero no se preocupe." A pesar de que todo el mundo le decía que no se preocupara, cada vez se le hacia mas difícil. Al principio sus recuerdos eran borrosos pero poco a poco fue recordando. Ahora podía recordar aquel incidente en el barco y como el casi pierde la vida. Asumió que por las heridas perdió el conocimiento pero que Dio le salvo a tiempo. Por eso estaba rodeado de doctores. Sin embargo no podía entender porque no tenia ninguna cicatriz. Cada vez tenia mas preguntas y nadie quería responderlas. En un momento, aquella habitación sin ventanas le comenzó a ahogar y les pidió a los doctores que le dejaran salir, sin embargo, su petición fue denegada. Enfadado se tumbo en el sofá y no tardo en quedar dormido. No sabia por cuanto habia dormido pero a el le pareció que apenas habia cerrado los ojos cuando la puerta se abrió con fuerza, golpeado la pared.

-¡JONATHAN!

Dio corrió hacia el y le abrazo con fuerza.

-¡Dio! ¡Por fin llegaste! Ya estaba preocupándome...

El rubio le agarraba con fuera y comenzó a llorar sobre su hombro.

-¿Di-Dio? 

Las lagrimas de su esposo le confundían. El nunca fue del tipo emocional por lo que podía contar con una única mano las veces que lo habia visto llorar. Aunque no entendía el por qué de sus lagrimas, el le sonrió con dulzura y le beso con delicadeza en la frente. A pesar de que el rubio era un vampiro con superfuerza, para el era el ser mas delicado que podría existir y si lo tocaba con mas fuerza de la que debía, su piel de porcelana podría romperse. Comenzó a acariciar su espalda, intentando consolarle. Pocas cosas le disgustaban mas que ver a su amado llorar. Escuchó como otra persona se acercaba hacia ellos dos. Era alguien con un aspecto mas mayor. Estaría al rededor de sus 50. El no tenia la bata blanca que el resto del personal llevaba, así que asumió que se trataba de alguien que habia venido con Dio. El simplemente se sentó en el sofa de en frente y los observó con dulzura. 

-Estoy tan feliz de que por fin estés otra vez junto a mi, te he echado tanto de menos...

-Dio... Estoy muy confundido... Por favor... ¿Qué esta pasando?

Enamorando a un Kujoh(Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora