Ahogándose en rencor

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Kakyoin no se dio por vencido, y trato una nurva estrategia para alejarlas de Jotaro. Comenzó a andar más cerca de el pelinegro, prácticamente chocando hombros con cada paso que daban. Cuando veía que una de ellas trataba de hacercarae a el, lo sujetaba de la chaqueta y lo arrastraba rapidamente lejos, con la excusa de querer ir al baño o a un lugar menos concurrido. Todas las mujeres quedaban un poco confundidas al ver cómo su amigo lo alejaba y con miedo de ser demasiado pesadas, simplemente se iban. No solo comenzó ha hacérselo a cualquiera mujer, también comenzó a aplicar la técnica(Joestar. NIGERUNDAYOOOO) en hombres que simplemente se hacercaban a uno de ellos dos con el único propósito de obtener alguna información sobre alguna clase que no habían terminado, o para saber si irían a la siguiente fiesta que se celebraría el siguiente viernes. La manera en la que el pelirrojo trataba de acaparar al pelinegro no pasó desapercibido por nadie y todos comenzaron a verle como un amigo tóxico. Jotaro en cambio, pues le daba un poco de igual. Nadie de esa universidad le importaba diez carajos así que más que mejor. Aun así, la manera en la que Kakyoin le arrastraba de un lado a otro le llegaba a incordiar. El no era un saco de patatas que podía arrastrar de un lado para otro.

Uno de esos días, varias chicas de la clase de Jotaro aprovecharon a que Kakyoin aún no había salido de clase para hacercarsele. Todos le rodearon mientras esté separaba en silencio al pelirrojo al lado de la puerta de su clase.  Y como siempre, la cosa terminó violenta.

-Jojo, siempre estas con Noriaki. ¿Acaso no te aburres?

-Te debes de sentir solo sin una novia. Yo puedo ser tu novia.

Una de las otras chicas empujó a la chica que hizo tal insinuación.

-¡Alejate zorra! ¡Tu no serías capaz de satisfacer a Jojo, como yo!

-¡Como te atreves niñata! ¡Jojo estaría harto de ti después de la primera cita!

Asi de fácil, los empujones y tiro es de pelo comenzaron. Las estado unidenses eran sin duda peor que las japonesas. Al menos ellas utilizaban insultos con más clase y no recurrían a los puños. Justo cuando Jotaro estaba por gritarles que le dejaran en paz. Kakyoin, quien había sido alertado por los gritos que se escuchaban dentro de su aula, salió. Muy enfadado.

-¡Otra vez ustedes! ¡Acaso no se hartan! ¡¿No veis que el no quiere tener nada que ver con ustedes!?

Las mujeres se quedaron calladas por un instante hasta que todas reaccionaron.

-¿Acaso no te hartas tú de mangonear a Jotaro como te place? Siempre lo aíslas de el resto. ¡Déjale a él elegir con quién quiere estar!

-¿Que? Oye bonita, no tienes ni idea de lo que hablas. Siempre ha sido igual con vosotras. Desde el instituto no le dejabais ni respirar. vosotras sois las tóxicas que siempre his dedicábais a acosarle.

-Pues si tan harto está que lo diga el.

-¡Pero si siempre termina insultadoos y volvéis como unas masoquistas!

Las chicas se quedaron calladas a esto. La verdad es que tenía razón. Jotaro suspiró harto de aquel alboroto. ¿Ahora también tenía que aguantar a su novio chillando?

-Yare yare daze. Por muy malditamente cansino que sea que estás perra se pongan a gritar ya estoy acostumbrado. Pero tú, Kakyoin. ¿Qué mierdas te pasa últimamente?

Las chicas tomaron esto como una señal de triunfó y le sonrieron burlescamente. A su vez, Kakyoin no sabía que decir. Tenían razón, se había vuelto un poco tóxico. ¿Tanto era pedir que los dejaran en paz?

-Eso es. res un toxico que no deja que nadie se le hacerce como algún tipo de novia celosa. ¿Acaso eso es lo que pasa? Te gusta Jotaro y no quieres que ninguna chica se le acerque. ¿A que si? Díselo.

-¿Que? En serio que ustedes no tienen ni idea de lo que hablan. ¡A vosotras que hos importa! Estoy harto de vivir así teniendo que ocultar como me siento. ¡Quién soy! ¡Si! ¡ Me gusta Jotaro! ¡Y que! ¡El y yo somos novios desde hace un año y que! ¡Vosotras nunca le querréis como yo! ¡Nunca le entendéis como yo! Estoy harto de tener que fingir que soy el amigo callado cuando los dos sabemos que somos más que eso...

Kakyoin no se había dado cuenta de que había empezado a llorar hasta que sus lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. En ese momento se dio cuenta de que había revelado su secreto delante de toda la universidad que le observaba con la boca abierta. Dirigió su mirada a Jotaro quien también le miraba perplejo. ¿Esto era lo que el quería, no? Hacer pública su relación. El no era como el, que por culpa de sus padres estaba constantemente preocupado de hacer una buena impresión. Aun así, la manera en la que había actuada ahora era inaceptable. Seguro estaba decepcionado de el y pensaba que había actuado como un niño pequeño. Comenzó a andar hacia atrás con temor hasta que salió corriendo, para irse lo más lejos posible de allí.

-¡Noriaki!

Jotaro llamó a su novio pero este no le escuchó. Su vista y audición estaban borrosos. El pelinegro le siguió hacia fuera. Por desgracia cuando había reaccionado, el pelirrojo ya se había alejado demasiado. Star platinum no podía alcanzarle. Si tuviera un stand como el de el, hubiera podido alcanzarle con facilidad. Ya cuando estaba llegando a la puerta, solo unos segundos después, pues no había parado de correr, escuchó un sonido que le helo la sangre. El sonido de gritos,  neumáticos derrapando y un coche chocándose de manera desastrosa contra una pared hizo que parará súbitamente en su camino. Su mente se inundó con los peores escenarios. El no creía en ningún dios pero en ese momento deseo que existiera alguno que escuchará sus plegarias. Aquellos segundos se sintieron como años, hasta que alguien grito.

-¡Ha quedado atrapado entre el coche y la pared! ¡Que alguien llame a una ambulancia!

No pudo aguantar más el no saber quien había sido la víctima por lo que salió. Por desgracia. El destino no estaba de su parte. La maldición Joestar no había sido superada como pensaba.

Enamorando a un Kujoh(Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora