De vuelta a la residencia Kujoh

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Al día siguiente, Kakyoin se despertó con el mejor humor posible. El chico había rondaba por toda la casa inquieto, esperando que el tiempo avanzará. Tanto así que su madre le regaño porque tanto movimiento de su parte le estaba poniendo nerviosa. El chico no tuvo más remedio que esperar en su habitación. Finalmente llegó la esperada hora de comer, tanto que el chico casi se atragantó, tratando de devorar los alimentos loas rápido posible. Al finalmente terminar, ayudo a limpiar la mesa y se dirigió corriendo a su habitación para agarrar la bolsa que había preparado en la mañana. Después de eso, se despidió de sus padres y salió de la casa, rumbo a la residencia Kujoh. Cuando llegó y tocó al timbre, solo con un orqueño vistazo Holly supo de quién se trataba y sin pedir explicaciones, lo dejo entrar.

-¡Que alegría volver a verte Noriaki! Ya te hechaba de menos.

-Yo también la hechaba de menos señora Holly.

La mujer se alegró con aquella respuesta y sin previo aviso, abrazo al chico con fuerza. Este se sorprendió ante aquella acción, sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, la mujer ya le había soltado.

-¡Eres un muchacho encantador! Entra anda, Jotaro está en el salón, a este punto ya sabras dónde queda eso ¿verdad?

-Si, no se preocupe.

Después de eso la mujer volvió al interior de la casa para continuar con lo que estaba haciendo antes de la llegada del pelirrojo. Este también se adentro al hogar, en busca de su novio. Como Holly le había dicho, el chico se encontraba en el salón. Los dos se saludaron. Polnareff también estaba allí.

-¡Oh, Kakyoin! Me alegra volver a verte.

-Igualmente.-El chico le contestó feliz, mientras se sentaba al lado del delincuente.

El peligris se hacerco a el y le comenzó a susurrar.

-En serio, sin ti, Jotaro es insoportable.

-Te he oído estúpido.

-Oh mierda. Mejor me voy antes que me pegue con star paltinum. Hasta luego Kakyoin.

El francés salió de la habitación con prisa. En respuesta, el pelinegro bajo su gorra y el pelirrojo se rió.

-Yare Yare Daze...

-Hechaba de menos tu casa. Me alegra volver.

-Solo estuviste castigado durante una semana, no fue para tanto.

-Oh, venga... Estoy seguro que me hechabas de menos.

-...Solo un poco.

-¡Lo sabia!

Segundos después, Holly entró, seguido por Avdol y Joseph. La mujer traía una bandeja con varias tazas de té y rebanadas de pastel.

-Hola Kakyoin, Polnareff y Holly nos dijeron que habías venido de visita.-Hablo Avdol, con su habitual tono tranquilo.

-Ya te hechabamos de menos muchacho.

Los dos se sentaron, la rubia hizo lo mismo después de dejar la bandeja en mitad de la redonda mesa que ocupaba el centro de la habitación.

-Jotaro no trae a nadie a parte de ti ¿A quién se supone que tengo que servirle este pastel si tu no vienes?

-¡Pues al resto! Parece que le quieres más a el que a tu propia familia.

Joseph parecía molesto por aquel comentarío. El resto del grupo comenzó a reírse por su enfado.

-No seas exagerado papá.

En respuesta, el hombre cruzó sus brazos como si fuera un niño teniendo un berrinche.

-Muchas gracias Holly-San. En serio, no hacía falta.-Respondio el pelirrojo.

Enamorando a un Kujoh(Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora