Arista
- ¿Estás segura de qué nadie más sabe de esto? - preguntó Kasdeya cargando al vampiro ruso en su espalda.
- Si alguien lo supiera, ya los tendríamos a todos tratando de evitarlo.- Murmuré con una verdad a medias adelantándome para verificar los pasillos con la linterna del celular ¿Qué sería lo peor que podría pasar? Me pregunté caminando con cautela para no levantar ningún sonido que nos pusiera en evidencia.- Tú tranquila, el vampiro se salvará de la ejecución, yo haré el resto.
Kasdeya suspiró acomodándolo mejor en su espalda.
- No puedo creer que estoy haciendo esto. Está mal, va en contra de todo lo que he hecho a lo largo de mi vida para ser una buena reina.- Murmuró.- Pero no lo quiero muerto.
Ladeé la cabeza antes de girarme hacía ella.
- La tormenta pasará y los nobles que tanto insistían en su muerte tendrán que superarlo. Eres la reina, pero también eres tú misma, permítete un poco de felicidad antes de que sea demasiado tarde.- Le dije. Kasdeya desvió la mirada por un momento con los ojos húmedos.
- Lo siento, yo no confíe en ti Arista y por mi culpa Malek murió, creo que no me he disculpado por ello.- Su voz disminuyó significativamente.
- Ahora no importa.- Contesté reanudando mis pasos.- Malek no te culpa.- Él seguía preocupándose por Kasdeya y de hecho, él fue quien le dio la mayoría de los activos que Kasdeya recibiría cuando estuviera lo suficientemente lejos con el ruso, aunque me había pedido explícitamente que ella no lo supiera, serían a estrictos términos regalos míos, mi regalo propio había sido la casa en la playa. Todavía me preguntaba qué era lo que sentía Malek por Kasdeya, ¿Él la veía como una responsabilidad o realmente sentía cariño por ella? De igual manera, ya sabía que ella tomaría esa decisión por Nicolay Petrov y parecía aliviado de que alguien la amara realmente como merecía.
Llegamos al exterior donde ya estaba el automóvil de Kasdeya a la espera y ella se movió con esfuerzo para pasar a Nikolay en el asiento trasero pero hizo un mal cálculo y golpeó la cabeza del vampiro con la orilla de la puerta. Ambas nos detuvimos por un momento antes de que se nos escapara una risa.
- ¿Está pesado? - Pregunté acercándome para ayudarla. Lo tomamos y lanzamos hacía el otro extremo con varios empujones. Se volvió a golpear con el otro extremo. Kasdeya se rió de nuevo, pero yo acerté a ahogar la mía.
- De alguna manera maltratarlo me hace sentir mejor.- Dijo con una sonrisa antes de subirse al asiento del conductor, me incliné hacía ella en la puerta.
- Espero verte pronto.- Sonreí.
- Gracias, Caliope.- Ella dijo encendiendo el motor.- Por enseñarme a ser una reina y por mostrarme que podía renunciar a ello también.
- Aprovecha la vida que tienes.- Retrocedí, era lo que yo no había visto como Caliope, viví solo por y para el poder pero al final solo perdí lo que más amaba, si me hubiera rendido antes probablemente no habría sufrido tanto.- Es lo más importante.
Kasdeya sonrió antes de cerrar la puerta y marcharse.
"Aquello que cambia el transcurso de la historia siempre pasa en las sombras, el resto solo son proyecciones de ello"
Desvié la mirada sorprendida por la tranquila voz en mi cabeza y giré la mirada hacía una figura completamente de negro que se camuflaba con el entorno hasta que se quitó la capucha revelando su cabello blanco. Ni siquiera lo había percibido, ni su olor ni algún sonido que lo delatara, podría haberme matado y no sabría ni quién fue. Abaddon se acercó y me saludó formalmente.
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Nuestro legado
RomanceArista En mi vida solo había una verdad absoluta: Sus ojos eran mi mundo. Arista pensaba que Max y ella serían mejores amigos hasta el final, ella lo daría todo por él y él por ella, pero sus vidas tomaron caminos diferentes hasta que llegó el día d...