No podía dejarlo hundirse solo

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Daena

- Hazlo tú.- Empujé a Erica pero ella se resistió.

- No, ya tengo tiempo que no lo hago, me da vergüenza.- Dijo anclando sus pies en el suelo.

- Yo ya le pedí justo esta mañana.- Hice más fuerza logrando moverla y hacerla tropezar a la puerta.

- No, mejor hazlo tú. Eres la menor.- Se hizo más pesada.

- ¿Qué están haciendo?

Las dos giramos hacía Kaamisha que venía a lado de Rose, la pelirroja nos miraba divertidas peleando fuera de la puerta de la oficina de nuestro padre.

- Danae se acaba de terminar su asignación mensual.- Dijo Erica.- Y yo acabo de bloquear mi cuenta bancaria por accidente, será hábil hasta dentro de quince días.

Kaamisha se rio.

- ¿Y están determinando quién irá? - Preguntó  Rose abriendo la puerta que mostraba la oficina vacía.- Justo ahora está en una junta con accionistas.- Revisó su reloj.- No tardará mucho en salir, pueden esperarlo dentro.

Erica y yo pasamos para que la vampiresa invadiera el asiento mayor de Lucius, se giró sobre la silla varias veces hasta que terminó de vista a los ventanales. Kaamisha y yo nos acercamos colocándonos a su lado, la pelirroja llevaba el cabello formalmente arreglado y un traje como el que solía llevar cuando asistía a reuniones donde representaba al consejo. ¿Había sucedido algo? Tampoco parecía de muy buena apariencia, ella se dio cuenta de que la observaba y aún no hizo esfuerzo para ocultar su expresión oscura.

- ¿Sabes dónde está mamá? - Preguntó.

- ¿Por qué quieres saber? - Me crucé de brazos y traté de hacer una broma.- ¿Se ha metido en problemas con el consejo?

Kaamisha se mordió el labio y desvió la mirada sobre Erica, evitando responder.

- Erica, ¿Cómo está Aiden? ¿No tienes ninguna novedad? - Preguntó. Entorné mis ojos.

- Ah, no.- La reina de las hadas sacudió la cabeza.- Dijo que debería de tomarme una vacaciones y me mandó aquí, sospecho que tiene algún tipo de problema pero no quiere que me involucre.- Se encogió de hombros.- Solo él entiende las tramas de la corte, yo sobrevivo solamente.

Sonreí, el trono de las hadas era mucho más complicado que el de los vampiros. Ya lo había sospechado desde que me tocó conocer a Cayden Eckhart y tenía una amante con la reina viviendo en el mismo palacio, lo curioso fue que primero conocí a Arista como el juguete del rey de las hadas y luego se convirtió en mi madre. En lo personal no tenía quejas porque ella era muy buena siendo madre y reina, solía pasar el día con ella aunque tuviera mucho trabajo y hacer mi relajo sin que se me reprimiera e incluso muchas veces había podido jugar a las escondidas o usarla de aliada en mis bromas hacía Malek y Lucius. Tenía que admitir que fui fuertemente mimada y más aún cuando se me otorgó el título de princesa solo por nacer mientras Arista y Lucius eran reyes. En términos de estatus compartía el mismo estatus que Carel Arscorth.

A pesar de recuperar mis recuerdos, no terminaba de conectar con mi primera vida, no por completo porque lo que había perseguido como Ivyridiana Arscorth ya había desaparecido y mi entorno como Daena había sido tan diferente que me aferré más al amor que obtuve de los Schevert, ya no tenía que demostrar lo fuerte o capaz que era, no tenía que pelear conmigo misma por no tener libertad. Ahora la tenía y ni siquiera Arthur me presionaba para dar el siguiente paso, yo estaba bien así. Necesitaba más tiempo.

- Suelo hacer lo mismo como duquesa.- Kaamisha respondió a Erica.- Declan hace la mayoría de mis responsabilidades porque nunca tengo tiempo.

- ¿Cómo lo haces? - Cuestioné.- ¿No te cansas de ir de un lado al otro? - Sobre todo porque no siempre pasaba tiempo con sus maridos, también con Cedrick en los asuntos del consejo y los viajes en el tiempo.

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