Nuestro legado

Lo siento

Ilyana

Aiden aprovechó el alboroto en el pueblo para guardarse lo que sucedía con Dione mientras Darcel pensaba que estaba muerta y hablando de ello, Aryan y Aiden acababan de hacer algo que no tenía precedentes porque la moneda pasó de una devaluación total a un alza que no se había visto desde que mi madre estuvo en el poder y le tocó levantar la economía con Maxwell Arscorth, solo que en esta ocasión fue una jugada tremenda que comenzó con la reapertura de las minas con una mejora en condiciones de seguridad y trabajadores reales que dio oportunidad a muchos empleos, los tratos a los que antes se habían negado de exportar las joyas preciosas con otras razas fueron firmados y comenzó una producción que en pocas semanas levantó los números pero el Trasgly no se recuperó y se invalidó totalmente, Aiden terminó de hundir el submundo y estuvo tan ocupado que casi no lo veía como hubiera deseado y yo decidí ayudar con las funciones de reina que no podían aplazarse debido a los cambios abismales que se estaban produciendo, el alimento circuló de nuevo cuando mi hermano lo dejó de estancar y el odio que se había manifestado a su nombre se esfumó para incluso poder escuchar hasta los pasillos del palacio los gritos con el nombre de Aiden por las calles.

Incluso los nobles recuperaron parte de sus pérdidas y Aiden aprovechó para hacerles llegar un aviso mucho más directo de lo que pasaría con ellos si trataban de verle la cara como aquellos que ya no tenían cabeza.

Tener una corona sobre la cabeza era mucho más complicado que solo una vida de lujo y respetable, era una carga que podía destruirlo todo.

Por primera vez Aiden autorizó que se le hablara a Darcel, Tyran se ofreció pero decidí hacerlo yo antes de que se le dictara la sentencia y se le ofreciera la verdad sobre su madre. Dione había acordado participar en el plan de mi hermano si se le perdonaba la vida a su hijo y propuso dejar su lugar como princesa heredera pero Aiden no se lo permitió, no al menos hasta que se aclarara qué pasaría con el reino.

Dudé frente a la puerta antes de respirar profundo y entrar.

Darcel no se había preocupado por sí mismo en todo este tiempo y su olor lo delataba, no era bueno en absoluto, su cabello estaba desordenado y su mirada perdida mientras se recargaba en la pared con su ropa desgarrada en algunas zonas, también parecía haber restos de rasguños que se había provocado él mismo en su piel, no se había alimentado porque sus heridas no estaban sanando como deberían, tampoco reaccionó cuando me acerqué a él después de cerrar la puerta, me quedé a un metro de distancia.

- Darcel.- Murmuré sin saber muy bien como comenzar y por fin logré que mi voz hiciera que levantara sus ojos azules hacía mi, pero estaban vacíos.- ¿Por qué hiciste todo esto? - Él no respondió. Apreté los labios y comencé de nuevo.- Lo tenías todo para ser feliz, tus padres te amaban, tenías estabilidad y una posición segura en el mundo, ¿Por qué derribarlo todo por poder?

- ¿Lo tenía todo? No, en realidad no tenía nada, Ilyana. Nunca lo tuve.- Dijo solo después de un prolongado silencio.- Bajé la cabeza siempre que debía y dejaba que abusaran de su posición por encima de mí, aposté y gané, de eso se trató siempre mi vida. Apostar y ganar, ganar y matar, eso era lo único que podía hacer un Blumord para sobrevivir: la corona.

- ¿Por qué derribar también a mi hermano? - Pregunté.- Aiden siempre te respetó.

- ¿Por qué? - Ladeó la cabeza y la levantó hacía algo o alguien detrás de mí, giré mi cuerpo para ver a Aiden, el rey de las hadas miraba a su nieto sin expresión.- No me respetaba, me vigilaba, ¿No es así, Aiden Ambrose Eckhart? Tu que aprendiste a sobrevivir por tu cuenta así como yo lo hice, supiste reconocer el peligro antes de que te golpeara. Mi error fue no verte por completo antes de usar mis cartas, pero eso ya no tiene relevancia.- Levantó sus manos encadenadas.- Ahora estoy satisfecho con mi derrota, ¿Cuándo será mi ejecución?