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-Ustedes si que tardan – me hice a un lado dejando a los niños pasar – Por culpa suya perdí medio día de trabajo, más bale que ensucie sus pantalones si quieren que los perdone – amenacé.

-Lo hará, todo está planeado – aseguró.

-Bien niños maravilla, terminen de hacer su cartel, traeré las bocinas

Dejé a los niños en la sala mientras me iba a buscar las bocinas de fiesta, pasé por todas las repisas del armario hasta que lo encontré en una caja, al regresar pasé por una de las ventanas notando el coche de mamá.

-¡Es hora! ¡Todos a mi cuarto!

Regresé corriendo a donde estaban los niños, estos recogieron sus cosas y pasamos a mi dormitorio, ahí nos escondimos mientras escuchábamos a mamá y a Dustin hablar.

-¿Cuándo saldremos?

-Dejemos que se desanime un poco

No pasó mucho cuando mamá pasó dejando un par de golpecitos en mi puerta, esa era la señal para salir, lo hicimos en silencio dejando que Ce use sus poderes.

-Ahora – susurró.

Salimos de nuestro escondite con el cartel de bienvenida y las bocinas sonando, el menor reaccionó soltando el spray en el rostro del moreno quien gritó a más no poder.

-¡Miércoles Dustin!

Llevé al niño al lavado de la cocina donde dejó su rostro bajo el agua que salía del caño calmando un poco el ardor.

-¿Se le pasará? - miró a la mayor.

-Quizá deban quitarle los ojos - respondí a la pelirroja.

-¿Qué? – sollozó.

-No seas llorón Lucas

Me aparté del moreno rodeando con mis brazos a mi hermano, había extrañado tenerlo en casa todo el mes que se había ido de campamento.

-Te extrañé

-Y yo a ti, pero debo ir a ayudar a mover el negocio de la señora Spencer

-¿Nuevo trabajo?

-Desde hace semanas, te veo después

Dejé un beso en su cabeza, tomé mis cosas y salí despidiéndome de cada uno de los chicos, salí caminando al paradero del autobús.

-¿No se te hace tarde?

Giré al escuchar al rubio, me crucé de brazos al verlo recargado en su camaro.

-¿No debes estar en el trabajo?

-En una hora… ¿regresó mi cuñado?

-¿Cómo?

-Traje a Max, dijo que los ayudarías a darle la bienvenida

-¿Y no te vas al trabajo?

--Pensé que ibas a necesitar quien te lleve – sonrió - Sube

-No me das órdenes, rubio

Me acerqué subiéndome al camaro, este hizo lo mismo y lo puso en marcha directo al centro comercial, el negocio donde trabajaba se había mudado al centro donde había más clientes.

En las últimas semanas había sanado poco a poco, mis sentimientos estaban controlados, podía estar con Billy sin querer llorar o besarlo, pasaba con él algunas noches donde se aparecía por el trabajo, hablábamos y no peleábamos, al parecer se uniría al equipo de la universidad al acabar el año, eso era bueno para él, mientras que yo esperaba una nueva admisión.

EN OTRA VIDA || Billy Hargrove Donde viven las historias. Descúbrelo ahora