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Dos opciones.


Abandonarlo a su suerte


O


Quedarme con él



De alguna manera u otra las dos opciones eran un tipo de carga que afectaba directamente a mi ser.

El tenerlo en el hombro llorando me hacía sentir mal, pero recordaba los momentos donde me hizo sentir un vacío y me hacían disfrutar.

Disfrutar, del supuesto dolor que sacaba entre lágrimas.

No debía.

No debía quedarme.

Pero

Por más que mi mente quisiera que salgamos corriendo, mi corazón no lo permitía.

Quería quedarme y cuidarlo, pensando que él haría lo mismo por mí si me encontrara de ese modo.

La otra parte, quería dejarlo a su suerte.





-Billy

Moví ligeramente su hombro apartando su rostro de mi cuerpo, lo tomé entre mis manos dejando que mis pulgares limpien sus mejillas.

-¿Quién te dio de eso?

Él soltó una pequeña risa pegando mi cuerpo al suyo dejando que sus brazos lo envuelvan.

-Le compré al friki después de salir de clase

-¿Friki?

Fruncí levemente el ceño notando como formaba una sonrisa ladina.

-El friki que es tu especie de amigo – murmuró – No me gusta que tengas amigos, menos como ese friki

-No sabía que Eddie vendía droga

-Te interesa más que vende el friki que tu novio consuma algo – soltó amargo.

-No somos novios – susurré.

Fui quitando mis manos de su rostro mientras desviaba la mirada, no era mi asunto si Eddie vendía drogas, pero me resultó de sorpresa.

-Debemos ir con el equipo

Traté de alejarme cuando sus brazos nuevamente hicieron presión en mi cintura.

-No, mejor vayamos por algo mejor… donde estemos solos – canturreó.

-Por un momento pensé que estabas arrepentido de tu trato

Con mis manos en su pecho lo aparté con toda la fuerza que tenía, no puso mucha resistencia a lo que se apartó.

-Eli… yo

De un momento a otro los chicos del equipo salieron del lugar del juego junto a las animadoras y los profesores a cargo, miré a Billy por unos segundos para luego irme en dirección a las chicas encontrándome con el castaño en medio camino.

-Eli, ya sabemos contra quienes vamos a jugar – pasó la mano por su cabello – No será necesario quedarnos al juego, regresemos a casa

Asentí dejando que se fuera con sus amigos, viendo como el rubio también se les unía con una sonrisa.

En todo el camino fue en silencio, al parecer el juego los dejó exhaustos que no hicieron ruido hasta que llegamos.

Fui la primera en bajar viendo como los demás bajaban con el rostro lleno de cansancio, fue un juego rudo a mi parecer.

-Elienor, vámonos

Asentí ante el llamado de Steve, no tardamos ni cinco minutos cuando íbamos en camino al estacionamiento, si no fuera por un llamado de los chicos del equipo ya estuviéramos en el auto.

EN OTRA VIDA || Billy Hargrove Donde viven las historias. Descúbrelo ahora