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Caminamos por el bosque siguiendo las vías del tren, los niños iban detrás mientras que con Steve iba a la par delante de ellos, él con su bat y yo con una rama que encontré.

-¿Estás seguro que era Dart? – preguntó Lucas.

-Sí, tenía las mismas marcas amarillas en el trasero – respondió mi hermano.

-Bueno, era más pequeño hace dos días – la pequeña pelirroja se unió a la conversación.

-Pues ha mudado tres veces ya – interpuso mi hermano.

-¿Mudado? – preguntó el mayor.

-Como las serpientes – afirmé deteniendo el paso a la par de los niños.

-Se deshizo de su piel para tener más espacio al crecer, como las polillas – acotó el de gorra.

-¿Cuándo mudará de nuevo? – preguntó la pelirroja.

-Debe ser Pronto, cuando lo haga habrá crecido por completo o casi por completo y también sus amigos- se llevó las manos a su cabeza.

-Si, y va a querer comer algo más que gatos – comentó con ironía el mayor.

-Espera ¿Un gato? – Lucas detuvo al de gorra - ¿Se comió un gato?

-No ¿Qué? No – lo negó.

-¿Por qué lo niegas? Se comió a Mews – lo apuntó con su bat.

-Pobre señor Mews, ahora tengo que conseguir otro gato – hice una mueca.

-¿Mews? ¿Quién es mews? – preguntó la pelirroja.

-El gato de Dustin – afirmó el mayor.

-¡Steve! – gritó mi hermanito.

-¡Lo sabía! ¡Tú lo tenías! – acusó el moreno.

-¡No! – miró a sus amigos – no, yo no… - hizo una pausa – me extrañaba, quería volver a casa

-¡Mentira! – gritó el moreno.

-No sabía que era un Demogorgon

-Ah! ¿lo admites? – acusó el niño.

-A quien le importa, tenemos que irnos – la pelirroja avanzó a la chica mayor.

La discusión de Lucas y mi hermano se puso aburrida, Max se acercó enojada viendo que la metieron la conversación.

Dejamos a los niños discutiendo ya que Steve me llevó a un lado mirando a la deriva, al parecer había notado algo y escuchado algo aterrador.

-¿Chicos?

Los niños seguían discutiendo sin prestar atención al llamado de los mayores, jalé de la manga de la chamarra al mayor.

-¡Chicos! – grité llamando la atención de los niños.

Nos detuvimos viendo junto a los niños, al volver a escuchar esos tipos de rugidos corrimos en dirección a este.

-El laboratorio…

-Joder – murmuré.

Corrimos atravesando el bosque, los gritos se hicieron presentes hasta que nos terminamos de acercar con Steve en frente por si pasaba algo.

-¿Steve? – habló la mujer.

-¿Elionor? – habló el chico.

-¿Nancy? – llamó Steve.

-¿Jonathan? – el de gorra se acercó.

-Genial, los refuerzos – me acerqué a abrazar a mis amigos.

EN OTRA VIDA || Billy Hargrove Donde viven las historias. Descúbrelo ahora