Capítulo 3

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Cuando Harry baja con Amelie en brazos, Louis está en la cocina preparando unos macarrones a la boloñesa. Huele muy bien. Sienta a la pequeña en el taburete de la isla y se acerca donde está la olla y la sartén al fuego.

- ¿Puedo ayudarte con algo? - pregunta Harry a Louis pero sin acabar de mirarle a los ojos, se siente muy nervioso.

- No, todo está en marcha, voy a ir poniendo la mesa. -

Harry va a abrir el armario para coger los vasos cuando Louis hace el mismo movimiento y sus manos se tocan, es un toque rápido, torpe, pero suficiente para que a los dos se les erice el bello y se miren directamente a los ojos.

Louis todavía no puede creer lo bonito que tiene los ojos Harry, ese verde esmeralda que brillan con tanta intensidad, que tienen una mirada amable, su nariz ni muy grande ni muy pequeña, esa boca tan bonita con los labios rosados y rellenos. Todo con ese bonito cabello castaño algo rizado que es como la guinda del pastel. Por no hablar de sus largas piernas, sus brazos musculosos, las manos enormes y el torso trabajado...

No saben decir si solo ha sido un segundo o llevan ahí horas pero finalmente consiguen apartar la mirada uno del otro y el rizado sonríe como disculpa a lo que el ojiazul responde de igual manera y eso hace que el corazón de Harry dé un vuelco.

Le está sonriendo, una sonrisa sincera y sin forzar, para él, toda para él. Y es una sensación increíble y podría lanzarse a sus brazos ahora mismo.

Reanudan la función de poner la mesa y el mayor acaba de preparar la cena, escucha atento a su hija explicando algo que han hecho en el colegio y Harry apunta cosas que a la pequeña se le olvida, claramente él ya ha escuchado la historia.

Cenan y charlan de cosas banales pero es agradable, no se siente como algo extraño. Antes de que sea más tarde Harry decide que es hora de irse a casa. Se despide de Amelie con un abrazo y un beso en la cabeza, Louis acompaña a Harry a la puerta.

- Acuérdate que si no te apetece ir tan tarde por la calle o estás cansado tienes una habitación arriba en la que puedes dormir. Me sabe mal cuando tienes que irte tan tarde. - Dice el castaño mientras abre la puerta.

- Lo sé, lo sé, no te preocupes, a parte hoy no es tan tarde – Harry se coloca una chaqueta tejana fina que llevaba ya que todavía por las noches refrescaba un poco.

- Bueno, hoy no, pero hay días que te marchas con el último autobús, no me gusta. - Cuando sale la última parte de su boca maldice haberlo dicho, no quería incomodarlo ni que pensase algo raro. Solo es que desde que descubrió que iba solo en autobús a esas horas se preocupó.

- Oh – Harry sonríe, se da cuenta que lo último no lo tenía planeado pero a él le ha parecido tierno, ¿eso es que se preocupaba por él? - lo tendré en cuenta. Buenas noches Louis.

- Buenas noches Harry. - lo ve marcharse y antes de cerrar la puerta suspira. ¿Qué narices le pasa con este chico? ¿Cómo está en una batalla constante con su cuerpo para que no le toque o se lance encima de él?





El miércoles llegó, Harry estaba con Zayn por el centro de la ciudad "de compras", sí, entre comillas, porque todavía no podía gastar ya que no llevaba un mes y no había cobrado así que él solo estaba mirando cosas que podría comprar en un futuro, Zayn solo compró unas gafas de sol así que iban ligeros de bolsas.

Su teléfono suena y ve el nombre de 'Louis Tomlinson' en la pantalla, se extraña al verlo, mira su reloj y ve que son las 11 de la mañana, no llega tarde a buscar a Amelie, bueno, de hecho hoy tenía fiesta porque ese día le toca ir con su madre. Así que avisa a Zayn que sale a la puerta a hablar y contesta.

¿Qué me has hecho?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora