Ando en busca de otro cuerpo de otra carne de otra piel, que en mis venas no haya sangre, que mis ojos no reflejen vidriosos mi sentir, que mis manos me escuchen, mis pies obedezcan, ando en busca de nuevos huesos, salvos de cansancio, ¡examiné por dentro! emancipen ese rastro de desgastó, mi cuerpo en soberana libertad quiero embriagar hasta olvidar que mis extremidades atadas a tierra están, ando en busca de ser algo, hurgo en estas tierras un indicio de otra alma de otro nombre deseosa de un porque, ¿porque?
A quien e de estirar mi mano codiciosa de un sentir, un sentir distinto al que mis dedos ya conocen, uno que no haga a mis huesos doblarse, uno que reivindique todo aquello por lo que una vez mi moral se doblegó, ando en busca de algo, algo que soporte el peso del estar, la carga del ser, el aire quema en mis pulmones, hace que me arquee, me arqueo sobre el peso de mis pulmones, el viento resopla con audacia sobre los surcos de tan desolada alma, penetra en los despojos de esta carne humana quebrantando el soporte de mi cuerpo, cae a plomo, mis rodillas se avergüenzan por besar el suelo sin rechistar, están cansadas sobre tanta tierra caminar, cae, me despojo de todo aquello que encadeno a mi alma, de aquello que me encerró, me arrastro, y al final esto que ves es un rastro, rastro, eso que deje antes de dejar de ser, y así te preguntes ¿porque ya no es?
Anduve, ando
Anduve en busca de algo.
Y ahora esto es un rastro, que una vez estuve, que una vez fui.