Aún no me acostumbro a tu ausencia,
aún no me acostumbro a andar por la calle sin tú mano entibiando la mía,
tú bien sabes que yo no soporto los fríos y ahora me pegan más recio desde que ya no me abrigas,
Aún no me acostumbro a tu ausencia,
desde que me faltas parece que ya el sol no me acaricia,
se me incubaron los dolores en las rodillas,
el cuerpo hace días que me titirita,
Desde que me faltas tu aroma aún se guarda en la almohada,
ya no comparto la sábana y ya no despierto en medio de la madrugada para arroparte bajo mis alas,
tú voz la deje congelada,
tus palmas le hacen falta a mi espalda,
y con eso las costumbres se me quedaron en pausa,
Tú y yo estábamos hechos de costumbres,
la costumbre de tomar café caliente y pan de dulce todas las noches,
de cuidarnos en tiempos de frío,
Mi costumbre de abrocharte el suéter hasta el último diente del cierre,
Y tú costumbre de cargar con un suéter por si acaso,
por si acaso yo tengo más frío,
la costumbre de sobarnos los dolores,
de abrazarnos los miedos cuando los tiempos se veían negros ,
Y tú costumbre de ahogar la habitación con la resolana besándonos la cara cuando recién los ojos nos despertaban,
Ahora solo me quedo el recuerdo , y tendré que inventarme nuevas costumbres,
acostumbrarme a andar con un hueco en el pecho y un sollozo atorado en la garganta,
acostumbrarme a llevar las manos frías y a volver a alzar las cortinas,
Que ganas de volver a nuestra vieja costumbre de doblarme entre tus rodillas, hacerme un hogar entre tus costillas cuando el día ya no nos veía, cuando estaba nublado o a plena luz del día,
Que ganas de volverte a mi lado.
Ahora solo tengo el recuerdo guardado.