No existe fecha más apreciada que el catorce de febrero, día de San Valentín, dedicada al amor y la amistad. Las parejas enamoradas se regalan amorosos regalos mutuamente y los amigos se felicitan.
Desde que los relojes en las ciudades que celebran esta fecha marcan las doce de la noche, se sienten las campanadas aceleradas de los corazones rebosantes. La madrugada parece eterna para los amantes separados.
Con la claridad que nos otorga nuestro astro Rey, vemos las sorpresas que nos tiene preparado nuestro esposo, novio, amante o amigo. Renace la creatividad que en algunas relaciones se ha perdido o se intensifica la acción.
El perfume agradable de los diferentes ramos de flores confeccionados aromatiza el aire que respiramos. El sonido de los besos al aire, en las mejillas o en las bocas hacen ecos esplendorosos en nuestros oídos.
Las risas despampanantes que se escuchan en casi todos lados, reflejan la alegría que se desborda en estas festivas veinticuatro horas. Es la ilusión que retoza acompañada de la pasión regalando dulces melodías a nuestros sentidos.
Quién pudiera hacer que perdure este mágico momento. Porque que dichosos seríamos que en vez de mil cuatrocientos cuarenta segundos fuera un año completo recordándonos y entregándonos este preciado sentimiento.
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La vida en versos.
PoezjaMediante letras y vocablos se reflejan vivencias personales, de seres humanos que me rodean y de la naturaleza. Reflexiones, pequeños relatos a través de poemas, mi manera de ver al mundo.