Capítulo 10: Un corazón roto.

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Llegamos al fondo y como había pensado Kei estaba ahí. Se encontraba recargado en la pared mirando al vacío. Se veía diferente, sólo. Me acerqué a él con una leve sonrisa y lo llamé.

-Kei-tardó un momento en reaccionar. Giró su cabeza lentamente y me miró atónito. Como si hubiese visto a un fantasma. ¿Qué le había pasado? ¿qué había visto aquí? ¿se había enterado de algo?.

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¿Cómo es qué había llegado hasta este punto?. En el que llegara a odiar a Alex por nada, en el que prácticamente estaba jugando con el corazón de Séran y en el que todo lo que giraba a mi entorno se despedazaba poco a poco...y todo por mi culpa.

No quería herir a Séran, quería que él fuera feliz, pero no podía mentirle y mentirme a mi mismo. Sabía muy bien que mi corazón seguía loco y perdido por Alex. Había sido tan sincero al confesarse sin siquiera saber muy bien sus sentimientos y yo...yo ni siquiera le había podido dar una respuesta a Alex. Era un imbécil.

¿Cómo lo vería a la cara ahora?. Si es que lo volvía a ver.

-Soy un idiota...-susurré triste. Dejé que las lagrimas comenzaran a caer por mis mejillas. Eran frías. Me acurruqué en una esquina de la celda y miré al techo. ¿Volvería a ver la luz del sol? ¿volveré a verlo?.

Merecía quedarme en esa celda y pudrirme el resto de mi vida. No merecía que me amaran, ni que me quisieran, estar solo era tentador, sin nadie a quien pudiera hacerle daño. Solo yo. Y con suerte olvidarían mi existencia.

Me quedé mirando a la nada, sin ninguna expresión en el rostro, era tan patético. Había prometido volverme fuerte y que jamás lloraría otra vez, sin embargo justo ahora podía estar dando el show más lamentable de mi existencia. Todo esto era porque soy débil, un fracasado y un insignificante humano...no, era menos que un humano, no era nada.

-Jamás saldré de aquí...-embocé una sonrisa triste-. Jamás veré a Alex de nuevo...no lo merezco-me lamenté.

Estaba a punto de quedarme dormido sino fuera porque una voz en mi cabeza me hizo reaccionar. Era la voz de Alex. ¡No! ¡no podía ser él!.

-Kei-escuché. Esta vez juraba que no era imaginación mía. Era el sonido que había estado esperado escuchar desde hacia mucho ¿realmente era él?. Giré mi cabeza en dirección a las rejas. Era mentira lo que mis ojos veían.

-A-alex...-dije tartamudeando. Las lágrimas habían empezado a bajar por mis cachetes. No me importaba, aunque sea por ésta vez, quería llorar. Me paré lentamente y caminé hacia él. ¿En verdad era él? ¿no era una ilusión? ¿en serio estaba enfrente mío?. Solo había una forma de saberlo.

Extendí mi mano lentamente y atravesó la reja. Solo había una forma de responder a eso. ¿Podía sentirlo? ¿podía tocarlo? ¿sentir su piel con la mía?. Mis dedos pasaron suaves por su mejilla. Se sentía tan real.

-Vine por ti-confesó dulce, sonriendo y colocó su mano sobre la mía. Podíamos sentir el calor del otro. Se me hacía tan lejano.

-¿En serio...eres tú?-pregunté aún sin creérmelo, no quería que todo fuera una alucinación mía.

-...Soy yo...-contestó extrañado. Embocé una sonrisa feliz. No era mi imaginación, realmente lo volvía a tener frente a mi. Podía sentirlo-. Kei...-su mirada se tornó un tanto triste-. Perdón por haberte dejado-comentó con una expresión dolida-. Te amo, sin ti, no sabría como vivir. Por favor perdóname-me miró suplicante. Verlo así me estaba matando, él no debía sufrir, no quería que lo hiciera-. Todo es mi culpa, estás aquí por mi culpa-no. No es verdad-. Lo siento, estuviste sufriendo por mi culpa-no sigas. Te lo ruego-. Si no me hubiera ido, no estarías llorando. Perdóname-¿llorando?.

Un vampiro persistente [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora