Príncipe Nikolay Krasny

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Al entrar al estudio del Conde Gold, observé detrás de él un cuadro grande, en el se puede observar a la señorita Gold junto a sus dos hermanos uno de cada lado, en el cuadro ella sonríe feliz mientras sostiene las manos de sus hermanos quienes sonríen contentos de la misma manera, se podía sentir la calidez y el amor que esas tres personas se tenían, el Conde parece darse cuenta de que observó el retrato y suspiro esbozando una sonrisa

— Lea es hermosa cuando sonríe - comentó el Conde

— Si lo es - respondí y él volteo a verme

— para que sonría así ella debe de estar realmente feliz - él me miró y me indico que me sentara frente a él - ¿a qué debo su visita príncipe? - preguntó directamente el conde Gold y por primera vez tenía demasiados nervios, había ido tantas veces a la guerra, había estado al borde de la muerte, pero nunca me había sentido de esta manera como ahora que estoy frente al padre de la señorita Gold

— Yo - tragué saliva nervioso - yo quiero hacer feliz a su hija - dije y él solo me observaba - quisiera pedirle la mano de su hija conde Gold- esperé ansioso la respuesta mientras mis manos sudaban 

— ¿la amas? - mire al Conde Gold a la cara, no sabía qué responder - no puedo dejar que mi hija se casé con alguien que no la ama, para serte sincero príncipe, he rechazado toda propuesta de matrimonio incluso la última que fue el Duque Glaidor, aun cuando el dote qué ofreció según mis amigos solo un idiota rechazaría, bueno este viejo idiota lo rechazo solo porque quiere que su hija sea feliz - el conde sirvió en dos copas un poco de vino y me entrego una de ellas - amo a mi hija, ella sufrió mucho de niña, perdió a su madre a una edad temprana y yo como hombre no sabía qué hacer con una niña, así que la envié a un internado de niñas, no tuve tiempo ni siquiera de responder a su cartas, pero Lea seguía enviando cartas y repetía lo bien que estaba y que no me preocupara y rápido pasaron los años hasta que Lea fue expulsada del internado fue qué me di cuenta que me necesito todo ese tiempo - el conde sonrió melancólico - Lea durante sus años en el internado sufrió de acoso y cuando al fin ella se defendió ocasionó un gran incendio ya que por primera vez sus poderes se manifestaron, así que Lea volvió a casa después de muchos años y sé que fue una sorpresa para ella encontrar a una nueva Condesa Gold pero Lea no hizo nada más que amar a mi segunda esposa y mi esposa la amo como su hija, cuando sus hermanos llegaron ella los cuidaba y desde entonces hasta ahora mis hijos han crecido con amor, así que yo solo quiero que mi hija siga recibiendo amor, quiero que mi hija se sienta amada y cuidada en su nuevo hogar y quiero que sea feliz y forme una familia - no sabía que decir, el Conde Gold quería que su hija se casará con alguien que en verdad la amara y yo no era esa persona.

No tenía ningún tipo de sentimiento por la señorita Gold más que complicidad ya que somos aliados. No niego que a veces siento admiración, pero fuera de eso, a ella no la miraba como a alguien que pudiera amar. Yo no tenía permitido sentir eso — le puedo prometer qué seré un buen hombre, cuidare de su hija y nunca le pondré un dedo encima... -

— muchos hombres se creen buenos porque nunca le han pegado a una mujer - el padre de la señorita Gold empezó a caminar a mi alrededor - no hace falta golpear para hacer daño, las mentiras, la infidelidad, los insultos, el silencio duele cuando vienen de quien amas - ¿amor? Sus palabras resonaron en mi cabeza - no hay nada más peligroso que un hombre cruel fingiendo ser buena persona - el conde Gold me miró esperando mi respuesta

— le prometo que no dejaré que nada le pase a su hija - le prometí - le doy mi palabra como caballero que no dejare que nadie dañe o hiera a su hija, la protegeré con mi vida si es necesario -

Lea Gold: LA OSCURIDA DENTRO DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora